De repente los mecanismos de los estados producen noticias bálsamo. Cuando la inmensa mayoría de los periódicos estatales generalistas aparecen con la misma portada, la misma foto y unos titulares ideológicos, que parecen editoriales, y si todos los noticieros televisivos abren con la misma noticia, el asunto queda meridianamente claro. Se esperaba un alivio, una distracción que, además, sea pluridireccional, y ya lo han encontrado: la fiscalía imputa a Messi y su padre en un delito fiscal, manejándose una cantidad de cuatro millones de euros.

Esta imputación, sin concesión a la presunción de inocencia, tapa de golpe todo los casos de corrupción de PP, PSOE, CiU, los directivos de bancos que entran y salen de los juzgados, los sobres, la subida o bajada de impuestos y los negros nubarrones que se quieren disipar a base de estos gestos. Esta es su función primera, pero tiene más funciones. Se supone que se trata de un aviso a navegantes, de una imputación que busca la ejemplaridad, que intenta dejar la sensación de que el cuestionado ministro Montoro es un justiciero que va a ir a buscar el dinero que evaden los ricos. Y si son famosos y mediáticos, más.

Y todavía hay más derivadas en este caso: se está en una campaña de criminalización independentista del Fútbol Club Barcelona, ese que es, dicen, más que un club. Y se han enseñado las camisetas de la próxima temporada y su segunda equipación es con la senyera. Y por otro lado, el representante de la España rancia, una, grande y libre para robar, Florentino Pérez, anda por los platós mostrando sus miserias. De esta manera creen que desestabilizan a un jugador emblemático, con ello se desestabilizará todo el equipo y así podrán recuperar la hegemonía. Muerto Mourinho, sacamos a Montoro a meter el dedo en las cuentas.

Por cierto, no dudo que la acusación se base en datos objetivos. Ni que en el fútbol exista un territorio para la fiscalidad turbia que se debería atajar, ya. Simplemente comento una jugada más de intoxicación informativa y de unanimidad periodística. Eso es lo feo. Y que parece que algunos de los supuestos delitos han prescrito. Un cachondeo en portada.