El Ibex terminó ayer por encima de los 8.000 puntos después de sufrir una gran presión vendedora por la mañana. Y es que el panorama era pésimo en la apertura. Tras el cierre en negativo de Wall Street, el Nikkei se desmoronaba un 6,35%, por lo que pierde más de un 20% desde los máximos de 2008 alcanzados en mayo. El miedo a la apreciación del yen y las dudas sobre la política monetaria del Banco de Japón pasan factura a las bolsas. En este contexto, todos los índices europeos eran pasto de las ventas desde el comienzo, lo que llevó al Ibex a moverse por debajo de los 8.000 puntos hasta mediodía. La percepción de un mayor riesgo para la deuda -a prima se fijaba sobre los 300 puntos- no ayudaba tampoco a enmendar la situación. Por la tarde, desde EEUU llegaron algunos apuntes positivos con el aumento de las ventas minoristas y peticiones semanales de subsidio de desempleo inferiores a las esperadas. La vuelta atrás, inacabada para el Ibex, le colocó en los 8.071,70 puntos, tras ceder un 0,64%. También acabó en rojo Fráncfort (-0,59%), mientras que Londres (+0,08%) y París (+0,11%) tuvieron tiempo para entrar en ganancias. En el Ibex, el más castigado fue Popular (-4,23%), que podría ver afectado su balance por la suspensión de las cláusulas suelo para las hipotecas. Por detrás, Abengoa y OHL, que cayeron más de un 2%. Inditex (-1,79%) fue el peor entre los grandes, mientras que solo Iberdrola (+0,58%) evitó las pérdidas. En París, las acciones de Cap Gemini (+4,37%) y EDF (+2,60%) lideraron las compras, frente a Gemalto (-1,44%), que encajó la mayor caída.