Aunque oficialmente Estados Unidos no controla ya la prisión de Bagram, en Afganistán, aún retiene en ella a 60 extranjeros, sin motivo claro alguno que ignoran cuándo saldrán del «Guantánamo afgano». EEUU entregó en marzo al Gobierno afgano las llaves de esta prisión al nordeste de Kabul, y con ella el control de 3.000 detenidos. Pero unos sesenta no afganos están atrapados en un «agujero negro» jurídico. Nunca han podido ver un abogado ni han sido acusados de ningún delito, olvidados en esta «prisión dentro de la la prisión» estadounidense.

Su destino es aún más incierto en tanto que Washington pretende mantenerlos allí mientras tenga presencia en Afganistán, y su intención es dejar parte de sus tropas más allá de 2014.