Comparar grupos es un ejercicio quizá infantil, más aún si es obligatorio mezclar estilos. Con todo, y aprovechando los numerosos años que la vida nos ha colocado en las espaldas, poco nos cuesta afirmar que Audience produce la sincera sensación de hallarse ante una de las aportaciones al rock más notables y brillantes de toda nuestra historia.

Tras década y media, con algunas lagunas existenciales y formales (trabajo en Volvo, Suecia de Ager durante cuatro años), Audience se encuentra en un punto de madurez y creación bajo el que solo cabe la sorpresa, que es lo que han vuelto a conseguir con «Mistress games», cinco canciones entre el alt-country y el rock, de una calidad inédita. Disco nutrido por los matices, el encuentro con las ideas mayores y la capacidad para tintar cada tema de ambientes soleados, viciados o crepusculares.

Cuando Audience está tranquilo, cuando no se sabe nada de ustedes, que tampoco suele ser durante mucho tiempo, ¿qué pasa en la vida de la banda?

Nos han dicho varias veces que cuando presentamos algo parece que empezamos todo desde el principio, y esta vez hemos intentado no esperar demasiado para sacar el ep. Estamos un tiempo dando conciertos, luego volvemos al local a componer, ensayos, grabar, lanzar algo y otra vez a directo. Siempre hemos tenido la suerte de que esto nunca se ha vuelto una rutina, porque nos han salido proyectos superinteresantes por el camino.

La canción elegida como single y como clip es «When I rule the world», diferente al sonido más Audience, inesperada en la interpretación vocal, ¿cómo fueron los pasos para crear esta canción valseada de aparente sencillez, pero cargada de atmósfera e intención?

Es un tema de Gaizka. No fue el primero que surgió, pero lo elegimos como single y lo grabamos en enero en el nuevo estudio de los hermanos Ezeiza en Oiartzun, así que ha llevado un proceso diferente. Luego lo mezclamos en Garate con Kaki para empastarlo con el resto de los temas. Gaizka nos lo presentó como un tema sencillo y recuerdo que lo hicimos en dos fases. Lo más difícil fue buscarle la dinámica para que no quedará lineal. Lo trabajamos con distintos instrumentos, vimos que funcionaba mejor exagerando un poco en los momentos que crece y así se quedó. Le hemos buscado una sonoridad de circo o algo así.

Hannot es uno de los dos guionistas del clip y el responsable del montaje. Un clip dramático-sensual y en el que, a pesar de todo, ¡no sale él!

Bueno, Hannot es el que aparece gritando por un megáfono, pero tienes razón, es solo un cameo jajaja. En la canción toca el banjo. Se grabó en dos sesiones; los interiores en el Lizeo Antzokia y los exteriores son en un bosque cerca de Gernika. Fue una superproducción, con un montón de gente participando en el proyecto. Tenemos una muy buena relación con Berde Produkzioak, Leire Apellaniz y mucha gente que se implicó a tope.

Han cantado de muchas formas, una eterna búsqueda, pero no recuerdo ninguna en este tono tan cálido, tan íntimo. David Lynch u otros muchos cineastas podrían elegirla para una de sus películas... ¿Cómo se llega a la conclusión de que esta es la forma y cómo sale? ¿Le costó aclimatarse a su hermano Gaizka? ¿Le vio antes cantando en voz baja a escondidas...?

Gaizka está mirando más que nunca cómo cantar, el tono, y todo lo que dices. Creo que en «When I rule the world' lo ha tenido claro desde un principio. Es gracioso lo que dices de cantar bajo a escondidas, porque Gaizka se compró un grabador multipista para ir volcando sus ideas y traerlas más curradas al local. Cuando graba en casa lo hace muy bajito, poniendo el aparato muy cerca de la boca, para no molestar a los vecinos. Seguro que al oír una toma de esas fue cuando decidió que tenía que hacerlo así. Por ejemplo en «Last one of a kind' tuvo que hacer más pruebas en el estudio porque hay una evolución de la voz durante la canción.

En general es un disco donde se inclinan por el sonido alt-country con un toque de salón, en especial por la forma o el uso del piano.

Todos los pianos (y teclados) en «Mistress games» son de Gaizka. Aunque intente tocar como Dr. John, Randy Newman o Thelonious Monk aporrea el piano a lo Bob Dylan ¡jajaja!

De hecho en «Last one of a king» se continúa con ese viaje por los salones, pero también con cierto aire británico al estilo Kinks primerizo.

A mí me suena más a Randy Newman o a un Elvis Costello en sus inicios, pero sí que hay algo de los Kinks en todo el ep; ese aire de salón marcado que mencionas, la ambigüedad en el tono británico-americano o incluso el humor en las letras. «Last one of a kind' en particular es muy graciosa. De todos modos, con esta canción nos hemos quedado con la sensación de que podía haber dado más de sí. Tenemos que darle un par de vueltas para que en directo coja más peso.

Creo que la primera steel guitarra que vi en Euskal Herria fue la del gran guitarrista Batiz, otro gernikarra, ¿cómo llegó usted al instrumento?

Hannot, Gaizka y yo hemos ido a clases con Batiz. Nos ha dejado un par de guitarras para el disco y estuve la semana pasada con él para devolvérselas. Me reconoció que si alguien tuviera ganas de aprender estaría dispuesto a dar unas clases. Lo digo porque es una opción que a alguno nos cambió la vida. La steel guitar que comentas, curioso, nos la dejó a nosotros, y nos la robaron en un aeropuerto, entre Barcelona y Mallorca, fue una putada. Ahora puede que no sea tan difícil hacerte con una, pero esto fue hace más de diez años... Ya más tarde, me gustaba tanto el sonido que compré la pedal steel sin saber ni cómo funcionaba [ya tiene tres]. La monté con las instrucciones de un video y aluciné.

Entre sus influencias han caminado personajes, en parte ya desdibujados, como Nick Cave, Will Oldham, Tinderstick, Red House Painters, Neil Young, Tom Waits, Dylan..., pero no recordamos nada parecido a Love; sin embargo, «Buruko bazterrak» tiene una parte que recuerda la sicodelia de Love, aunque luego gira hacia el rock.

No eres el primero que nos comenta lo de Love, cuando hicimos la premaketa y se la enviamos a Kaki nos lo comentó y estaba emocionado. Es un tema que se ha construido sobre un ritmo contundente de bajo-batería (es la línea de batería con la que más contento se ha quedado Mikel). Vamos sumando elementos y el tema da un giro al punteo de guitarra rollo flamenco. Ahí Hannot se sacó de la manga una línea de voz que nadie esperaba y nos sugirió que la apoyáramos Gaizka y yo con los coros de «Gizon ona - Gizon ona' en plan marijeses. Todo esto en el estudio... y todos flipando. La canción acaba con un riff guitarrero con cortes a cuchillo.

Se han acostumbrado al sonido analógico, a la cinta magnética, de dos pulgadas a 30 pulgadas por segundo (el magnetófono se bebe la cinta) ¿Realmente el oyente lo percibe frente al sonido digital? ¿El músico lo distingue o es más una cuestión sicológica?

En «Mistress games'»hemos grabado todas las canciones en cinta analógica de 2'' excepto «When I rule the world», que lo hicimos en digital. Con esto ya estoy diciendo que es casi imposible adivinar en qué formato se han hecho las capturas. Lo que sí es muy diferente es el proceso de grabación. Dependiendo del material nos gusta hacerlo de una manera concreta, y en Garate grabamos las bases todos juntos y montamos voces y accesorios (violines, teclados) después, todo sobre bobina. La mezcla también la solemos hacer en directo a 6 manos sobre la mesa! Lo primero que pasa a formato digital es la propia mezcla, así que no editamos las pistas. Sin trampa ni cartón, o lo tocas bien o sale una chapuza.

A esa bobina se le llamaba «torta» y era muy cara, por eso en Euskal Herria no hay másters viejos para remezclar de nuevo, se reutilizaban salvo compra.

La historia se repite. Por primera vez hemos reutilizado las cintas del «A shake in calm water» para este trabajo, por lo que cuestan. Hemos guardado las pistas en formato digital pero nos ha dado una pena tremenda.