Maite SOROA
Porque él lo vale
Hace poco trajimos a esta lupa la propuesta de eliminar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) junto con un artículo apoyando tan popular -de PP- medida. Pero si pensaban que se trataba de un caso único, estaban equivocados. «Libertaddigital» publica otra columna apoyando la propuesta, que causaría furor entre los «empresarios» del algodón del Mississippi. La firma Francisco Aranda, que esboza este sin par argumento: «el salario mínimo perjudica especialmente a los trabajadores menos cualificados y, dentro de este colectivo, especialmente a los jóve- nes». Claro que sí chavalote... Empezamos bien. Pero no se crean que luego lo arregla. ¡Qué va! Lean si no: «el hecho de obligar a las empresas a pagar salarios que están por encima de la aportación que ofrecerían esos trabajadores provoca que los empleadores no los contraten». Recordemos que el SMI del Estado español causa risión en el conjunto de Europa. Hay que tener mucho morro para escribir ciertas cosas. Luego, el plumilla pone un ejemplo. A saber: «póngase usted en la posición de un empresario, por ejemplo, del dueño de un taller de automóviles especializado en chapa y pintura. Pregúntese si contrataría por 600 o 700 euros a un joven, o un mayor, sin experiencia ni formación profesional, que llama a su puerta con la sana intención de integrarse en el equipo. Lo lógico es que no lo contratara». No lo contratará si puede coger a otro por 200. O por un plato de alubias... vaya tela. Pero que conste que el empresario es bueno y quiere ayudar al pobre trabajador, que debe ser un desgarramantas. Aranda por si acaso lo deja claro: «pese a su posible buena voluntad, hay un salario mínimo que tendrá que abonar, a pesar de que es superior a lo que le va a aportar esa persona. Por eso, el salario mínimo es una montaña con un pico elevadísimo de superar para aquellas personas sin formación».
Pero lo mejor viene con el párrafo final. Vean cómo redondea la parábola: «Estoy convencido de que el joven sin formación ni experiencia que empieza a aprender en el taller citado anteriormente, si pone todo de su parte, tiene paciencia y es diligente, cuando transcurra un tiempo prudencial estará percibiendo una retribución por encima del salario mínimo. Pero porque él lo vale, no porque una ley lo obliga de forma artificial». Desde luego, está claro que hay que valer escribir barbaridades de este calibre.