Juanjo Basterra | Periodista
Quieren trabajadores esclavos y que no puedan elevar la voz
Poco a poco vemos que empresarios y gobernantes desvelan sus cartas: quieren trabajadores esclavos y personas necesitadas que no puedan levantar ni la voz por su Estado absoluto de Necesidad. José María Vázquez Eguskiza, expresidente de la patronal vizcaina Cebek, ha dicho que la implantación de las 35 horas en la administración pública desde el inicio de este siglo fue «uno de los primeros golpes a la competitividad». Lo dice con seguridad en este momento porque el Gobierno de Urkullu ha roto ese muro, que construyeron mediante el diálogo social y político en 1999. Ya no existe. La patronal se alegra, porque sus rancias convicciones toman fuerza ante administraciones sumisas a los planes empresariales. Se dictan las decisiones en Madrid, pero se cumplen en Euskal Herria para desesperación de los trabajadores vascos.
Este paso atrás supone más paro. LAB presentó en mayo un estudio pormenorizado para crear 96.058 empleos por distintas vías, es decir, reducir el desempleo en Hego Euskal Herria en un 41%. De esa cantidad, 56.684 puestos llegarían por la aplicación de las 35 horas, que los empresarios cierran la puerta, salvo casos muy contados. Han presionado para que desaparezca en la administración pública para que el resto de trabajadores no tenga ese espejo donde mirarse.
Es un tema esencial. Para crear empleo, quienes ocupan uno deben trabajar menos. Esa es una fórmula que los empresarios no han aceptado nunca. En el Estado francés obtuvo éxito, pero los empresarios vascos prefieren mirar a Alemania, que para combatir las altas tasas de paro que reflejaban sus estadísticas sacaron de la chistera los «minijobs» (miniempleos), Así, de un plumazo desapareció un 20% del paro, aunque el estado de bienestar alemán se hunde.
Los empresarios han logrado mejorar la competitividad de forma artificial despidiendo a miles de trabajadores y reduciendo los salarios.
Si no crecen los salarios, no mejorará la economía; si no se trabaja menos, no mejorará el empleo; si no hay empleo de calidad en las empresas, no se contribuirá a nivel fiscal ni habrá recursos para las pensiones. Es un círculo que la élite ha trazado, porque ellos no lo sufren.