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ANÁLISIS | EVOLUCIÓN DE LA COTIZACIÓN

Políticas anti-crisis: Sobre la cotización de Bankia

Los autores analizan la evolución de la cotización de Bankia en el proceso que se desató a raíz de «la radical ampliación del capital del banco». Entienden que es «muy posible que los 3.300 millones captados puedan ser considerados como una estafa». La mayor estafa del proceso de Bankia han sido los 23.000 millones innecesariamente aportados

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Durante las últimas semanas han tenido un amplio eco las informaciones referentes a lo sucedido en relación con la evolución de la cotización de Bankia.

El proceso se desató a raíz de una radical ampliación de capital de Bankia, cuya cotización estaba prevista para el día 28 de mayo, desde 19 millones de acciones a 11.500 millones de acciones, destinada a acoger aportaciones de 10.700 millones de euros del Gobierno español a través de la matriz BFA y, por otro lado, 4.840 millones de euros como resultado del canje de participaciones preferentes y deuda subordinada. Además, los titulares de preferentes y deuda subordinada no son, en principio, titulares entusiastas de las acciones de Bankia y parecía lógico que se fueran desprendiendo rápidamente de una buena parte de estas acciones.

Todo hacía prever, por lo tanto, que esta ampliación generara una fuerte caída del precio de la acción a partir del día 28, fecha en la que se iniciaba la cotización de las mismas. Ante esta expectativa, determinados inversores institucionales optaron por cubrirse -o apostar a la baja- mediante operaciones anticipadas de venta, operaciones en principio legales pero cuya licitud está siendo investigada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En la práctica, estas operaciones suponen que los inversores institucionales -los que pueden utilizar este tipo de operativa- se han visto menos perjudicados por la caída de la cotización que los inversores individuales (el grueso de los anteriores titulares de participaciones preferentes y deuda subordinada).

Como consecuencia, los movimientos generados entre los días 23 y 28 de mayo en las acciones de Bankia fueron los siguientes:

El día 28 de mayo, las nuevas acciones de Bankia salían al mercado. La cotización llegó a un mínimo histórico de 0,57 euros por acción. Al día 7 de junio, la cotización se situaba en 0,69 euros. Como hemos indicado, la rapidez del desplome responde a operaciones especulativas iniciadas días antes de que se iniciara la cotización de los títulos procedentes de la ampliación de capital.

Sin embargo, como también hemos anticipado, existían evidentes razones de fondo para la pérdida real de valor de estas acciones. Por un lado, la dilución del valor de las mismas generada por la propia ampliación de capital. Por otro lado, las graves incógnitas de fondo sobre la solvencia de Bankia. En realidad, aunque el cómo y cuándo se produce la caída en la cotización de las acciones de Bankia sí parece resultado de movimientos especulativos, no puede decirse que el hecho de que la caída se produzca lo sea. Responde a una respuesta natural del mercado a la falta de valor real de los títulos.

El carácter especulativo del proceso hay que buscarlo fundamentalmente en la sobrevaloración anterior de estas acciones y en los déficits de información en la sociedad española que permitieron esta sobrevaloración y facilitaron la colocación inicial de las acciones a un precio artificialmente elevado, como se constató.

Aunque se ha reprochado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores no haber procedido a la suspensión de la cotización para evitar o limitar los procesos especulativos de los últimos días de mayo, esta suspensión no hubiera evitado probablemente el resultado final de una caída brutal de la cotización.

Lo que está sucediendo en Bankia es en cierta forma una caricatura de la gestión de la crisis en el Estado español. Una vez más, nos encontramos con un radical contraste entre la información dispuesta por la opinión pública y una realidad que sólo algunos expertos e iniciados conocen. Y todo ello utilizado como un excepcional instrumento para la transferencia de recursos hacia el sector financiero y la minoría de iniciados en los secretos del sistema.

Bankia era, desde su inicio, un banco en quiebra que, a pesar de ello, consiguió 3.300 millones de aportaciones de capital, -incluyendo la conversión de las participaciones preferentes- fundamentalmente como consecuencia de la insuficiente información de la que se disponía en la sociedad española sobre la situación real de esta entidad.

Lo sucedido durante el proceso especulativo de fines de mayo es una simple manifestación de algo que, de una forma u otra, podía ocurrir en cualquier momento.

En este sentido, es muy posible que los 3.300 millones de euros de capital captados por Bankia puedan ser considerados como una estafa. No obstante, no nos olvidemos de que no se trata de ninguna manera del engaño más importante que el fenómeno Bankia supone. La mayor estafa del proceso Bankia han sido los 23.000 millones de euros innecesariamente aportados por el conjunto de la sociedad española para alimentar los recursos de este banco.

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