El Banco de Pagos Internacionales (PI) considera que la prioridad política se centra en «acelerar las reformas de los mercados de trabajo y de productos para que los recursos económicos puedan desplazarse con más facilidad hacia sectores de alta productividad», según manifestó Jaime Caruana, gerente del Banco de Pagos Internacionales, que ayer fue ratificado por la asamblea general en su cargo por otros cuatro años más, hasta el 2017.

Expresó que es «un llamamiento a reconocer que el retorno a la estabilidad y a la prosperidad es una responsabilidad compartida». Según el análisis que realizó en Basilea, «seis años tras el estallido de la crisis financiera global, el crecimiento robusto y autosostenido de las economías avanzadas siguen sin llegar a la economía mundial». Así, explicó que «la prioridad de política actual es retornar al crecimiento fuerte y sostenible», una vez pasado el punto álgido de la crisis», dice en su informe anual.

Caruana expresó en la asamblea general que «la reforma de los mercados de trabajo y de productos ha avanzado con lentitud». Por lo que expresó que «la recuperación del crecimiento exige una mezcla distinta de políticas». A la puesta en marcha acelerada de las reformas laborales y de productos, el responsable del Banco de Pagos Internacionales aseguró que se debe acompañar con que «los hogares y las empresas deben culminar la difícil tarea de reparar sus balances, y los gobiernos intensificar sus esfuerzos para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas».

Uno de los elementos esenciales que determinó fue que «los reguladores deben adaptar las normas a un sistema financiero crecientemente interconectado y complejo , y garantizar que los bancos disponen de colchones de capital y liquidez para cubrir los riesgos asociados».

Esta realidad ya se está produciendo. Según el informe que dieron a conocer ayer, los beneficios no distribuidos de los bancos desde 2001 a 2012 se ha multiplicado por cinco en los bancos europeos, lo mismo que en Estados Unidos, aunque menos en los de Japón. Las entidades financieras europeas destinaban a sanear balances en torno a 70.000 millones de dólares en 2001, pero han pasado a más de 250.000 millones de dólares. Quienes más han aprovechado esta situación para sanear balances han sido los bancos británicos, que en 2001 acumulaban unos 50.000 millones, pero en la actualidad sobrepasan los 280.000 millones, por encima de la media de los europeos continentales, como expresa el PI en su informe.

Dar tiempo

Asimismo, ante la asamblea de Basilea, Jaime Caruana explicó que «con las políticas monetarias todavía muy expansivas en todo el mundo, los bancos centrales siguen ganando tiempo para que otros actúen, pero inexorablemente el balance entre sus costes y beneficios resulta cada vez menos favorable».

Ante una posible subida de las tasas de interés a largo plazo desde sus actuales niveles bajos dijo que «es riesgo para las finanzas públicas de distintos países. Endeudarse más no es la solución a los problemas ya que cuando la deuda del sector público supera el 80% del PIB comienza a ser una rémora para el crecimiento», precisa el PI.

A juicio de Caruana, «lo que ha logrado la expansión monetaria introducida por los bancos centrales durante la fase de recuperación es dar más tiempo para reparar los balances, para la consolidación fiscal, para introducir reformas con las que recuperar el crecimiento de la productividad».