BRASIL 2 

URUGUAY  1

Brasil no faltará a su gran cita con el estadio de Maracaná, donde disputará el domingo la final de la Copa Confederaciones. Los anfitriones derrotaron a Uruguay por 2-1 en la primera semifinal, gracias a un tanto de Paulinho en el minuto 86, al rematar de cabeza un saque de esquina perfectamente ejecutado por Neymar. La mala salida de Muslera, el portero uruguayo, también contribuyó a que la fiesta en el estadio Mineirao de Belo Horizonte fuera total.

Pero hasta que llegó el tanto marcado por el jugador del Corinthians, los aficionados locales no tuvieron nada claro el pase a la final. Uruguay hizo gala de su experiencia planteando un encuentro bronco, con poco fútbol, y a punto estuvo de conseguir su objetivo, el de repetir en pequeña escala el famoso «Maracanazo» que firmaron en la Copa del Mundo de 1950.

De hecho, pudieron comenzar a decantar la balanza hacia su lado a los 13 minutos, cuando el árbitro señaló penalti a favor de los charrúas por un inocente pero claro agarrón de David Luiz a Lugano a la salida de un córner. El encargado de ejecutarlo fue Diego Forlán, pero su lanzamiento lo detuvo Julio César con una espléndida estirada. Un error, el del punta uruguayo, o un acierto, el del meta brasileño, que fue una premonición de lo que iba a suceder después.

Porque fueron los anfitriones los que abrieron el marcador justo al final de una aburrida primera parte. Neymar, muy bien marcado en el día de ayer, encontró una rendija dentro del área para convertir en bueno un pase en largo de David Luiz y permitir que Fred aprovechara el rechace. Parecía que la canarinha había hecho lo más difícil ante un bloque compacto en el que los delanteros defendían tanto como los zagueros.

Pero a la reanudación, cuando los aficionados todavía volvían a sus asientos, fue Edinson Cavani el que aprovechó un error en cadena de la zaga brasileña para igualar el marcador. Los de Óscar Tavárez volvían a sentirse cómodos con la situación, y los de Luis Felipe Scolari no encontraban ningún hueco para volver a ponerse por delante.

En esa tesitura, Scolari dio entrada en el campo al joven Bernard, nacido en Belo Horizonte y jugador del Atlético Mineiro local, que al menos logró encender los ánimos de un público que comenzaba a resignarse. La reacción no tuvo efecto en primera instancia, pero a última hora apareció Paulinho para salvar a su equipo de la prórroga y darle el pase a la gran final.