Reportaje
Las redes sociales abren a lo grande las puertas del Tour
AFP | SAINT-MALO
El Tour está experimentando un impacto particular a través de las redes sociales, donde se muestra la cara oficial de la carrera, pero también lo que sucede entre bastidores a través de los mensajes de los propios corredores, cada vez más presentes en esos medios.
Cabe recordar que fue Lance Armstrong, en 2008, quien contribuyó en gran medida a la popularización de la principal red social mundial, Twitter. Desde entonces, la red ha crecido de forma espectacular y el ciclismo no ha quedado al margen de este fenómeno. El 29 y el 30 de junio, durante los dos primeros días de la carrera, la agencia Synthesio registró no menos de 270.000 mensajes (artículos en internet, mensajes en redes sociales), «una cifra que se corresponde con un evento deportivo de gran magnitud», subraya su director general Thomas Le Gac. La gran mayoría de estos mensajes (el 86%) procedían de la plataforma Twitter.
Si la organización y los medios de comunicación utilizan las redes sociales para ofrecer datos de la carrera en vivo, los anunciantes para pasar sus mensajes y operaciones, o el público para reaccionar a lo que ve y hacer sus comentarios, los corredores también se han apuntado, en su mayoría para compartir con sus seguidores los detalles que van viviendo en su deporte cotidiano.
Al inicio del Tour, 143 «tweets» provenían del pelotón de 198 corredores que tomaba la salida. Para controlar este entusiasmo, los equipos han adoptado unas reglas básicas, incluyendo sobre todo la prohibición de publicar mensajes menos de 30 minutos antes de la salida y también 30 minutos después de su llegada, pero dejando a menudo un amplio margen a los corredores.
Broncas, chistes...
En una competición de tres semanas como el Tour, los corredores publican mensajes sobre la vida de su equipo, chistes, broncas, y nos acercan así lo que sucede detrás del escenario de la mayor carrera del mundo.
Lo utilizan para saludar a un corredor caído o que se haya retirado, para dar las gracias a un competidor por proporcionarle un gel nutricional durante la etapa -como hizo Jean-Christophe Péraud respecto a Jens Voigt en la 9ª etapa-... o para pedir disculpas públicamente como Mark Cavendish el martes, después de provocar una caída en el sprint de la 10ª etapa.
También sirve como elemento de debate en el pelotón. Este año, al final de la primera etapa marcada por la confusión con la alteración de la línea de meta, después del incidente con el autobús del equipo Orica, el ciclista del equipo FDJ.fr Jérémy Roy lanzó la idea de que en el futuro se podría tomar el tiempo a los tres kilómetros de la llegada, para dejar a partir de ahí que los sprinters se disputen la victoria y limitar así el riesgo de caída para los demás corredores. «¿Qué piensas tú?», les preguntó a sus seguidores.
Otros ciclistas intentaron iniciar también -en vano- un movimiento para que el estadounidense Edward King, que sufrió una caída y llegó fuera de control en la 3ª etapa, fuera readmitido. «Hagamos que prime la humanidad sobre las normas estúpidas», lanzaba en su cuenta el alemán Jens Voigt.
Los corredores también exhiben su trabajo sobre la bicicleta, como Purito Rodríguez, que publica cada día sus impresiones sobre la etapa otorgando puntuaciones de 1 a 10. Su momento cumbre hasta ahora fue el de la 9ª etapa entre Saint-Girons y Bagnères-de-Bigorre: «Stress: 6'5; Velocidad: 8; Cansancio: 9; Dificultad: 9».
Las redes sociales proporcionan también una herramienta para la transparencia de cara a las críticas que rodean este deporte, y en particular el Tour. Varios corredores están publicando enlaces a páginas web (strava.com, srm.de) donde se publican los datos registrados por los instrumentos de medición colocados en sus bicicletas.
«Yo también publico durante el año lo que hago en los entrenamientos para acabar con la imagen que tienen algunas personas, para mostrar nuestro trabajo, las grandes cargas de entrenamiento, los sacrificios que hacemos, los controles que hemos sufrido...», explica Samuel Dumoulin, del AG2R.
Los ciclistas también se encuentran ahí con el aliento de sus fans, pero también con críticas e incluso insultos. «Ellos nos juzgan cuando no nos conocen -se lamenta Dumoulin-. Es difícil de entenderlo, pero forma parte del juego».