La juez archiva el caso de Jon Anza pese a reconocer que existen anomalías
La magistrada que instruye la investigación por la desaparición y muerte de Jon Anza, Miryam Viargues, ha decidido archivar el caso. Pese a que la juez reconoció que existen anomalías, esta ha optado por aceptar la petición de la Fiscalía, que niega la implicación del Estado francés en la muerte del militante vasco. Los abogados de la familia, que desconocen las circunstancias que provocaron la defunción de Anza, han presentado un recurso contra esta decisión.
GARA |
El Tribunal de Toulouse archivó ayer la muerte de Jon Anza. Esta decisión, decretada por la juez encargada de instruir el caso, Miryam Viargues, ha despertado el malestar de los abogados de la familia, que consideran que el procedimiento penal no ha servido para esclarecer las desaparición del militante vasco. Los letrados han decidido recurrir el cierre del caso ya que, a su juicio, este no está resuelto.
En un comunicado remitido ayer a los medios de comunicación, los abogados de la familia denunciaron la decisión de la magistrada que, pese a reconocer la existencia de ciertas anomalías, ha decidido dar carpetazo a la investigación. Critican que en vez de investigar estas irregularidades, Miryam Viargues ha optado por asumir la versión oficial, que achaca la muerte a causas naturales.
Los familiares se preguntan por qué la juez elude investigar qué pasó con Jon Anza entre el 18 de abril, fecha en la que desapareció, y el 30 de abril, cuando unos policías encontraron su cuerpo en un parque de Toulouse; o por qué no quiere aclarar los motivos que propiciaron que el cadáver permaneciera durante diez meses en una morgue. Estas preguntas no han obtenido una respuesta por parte de la magistrada, que ha cerrado el caso, tal como reclamó hace cinco meses la Fiscalía.
Una versión incompleta
Según público ayer NAIZ, la versión oficial de lo ocurrido, aceptada por la juez, sostiene que Anza fue visto por dos agentes de la Policía Local el 29 de abril de 2009, diez días después de que este llegará en tren a Toulouse precedente de Baiona. Era medianoche y el militante de ETA se encontraba inclinado sobre el jardín con síntomas de desvanecimiento.
Ante esta situación, siempre atendiendo a la versión aportada por las autoridades francesas, los dos policías avisaron a los equipos de emergencia que le practicaron un masaje cardiaco. Tras ser reanimado fue trasladado al Hospital Purpan, centro hospitalario en el que falleció el 11 de mayo.
Sin embargo, esta versión no aclara lo sucedido antes del 18 de abril, cuando llega a la ciudad occitana, y después del 11 de mayo, fecha del fallecimiento. En opinión de la Fiscalía, durante esos días Anza estuvo reunido con algunos miembros de ETA que, al constatar un empeoramiento en su estado de salud, decidieron abandonarlo en una calle del centro de Toulouse.
Pero lejos de disipar dudas, esta hipótesis, la única formulada por el Estado francés, incrementa las sospechas de los familiares, que no entienden porque el cuerpo sin vida del militante permaneció en una morgue durante diez meses sin que se le realizará una autopsia para esclarecer los motivos de su muerte.
En un extenso dossier publicado el pasado mes de marzo por «Le Journal du Pays Basque» figuran las incógnitas anexas a la investigación judicial. Entre las mismas destaca el papel jugado por la Subdirección Antiterrorista (SDAT). A este respecto, cabe recordar que el 20 de mayo de 2009, el agente de Baiona Franck Ayçoberry solicitó por fax que se comprobara en los hospitales de la zona sur del Estado francés, incluyendo los centros sanitarios de Occitania y Euskal Herria, si había algún paciente llamado Jon Anza o si el rostro de alguna persona sin identificar correspondía a la foto que se adjuntaba.
Desde Toulouse respondieron que no se habían realizado admisiones en los centros sanitarios de Rangueil, Purpan, Larrey y Psy Marchan. Una respuesta que no encaja con la versión oficial, que señala que Anza falleció el día 11 de mayo en el hospital de Purpan. Además, según recoge NAIZ, nueve días después de su defunción, el cuerpo del militante vasco se encontraba en la morgue de dicho hospital.
Otro elemento sorprendente sucede el 4 de mayo de 2009 en el juzgado de Toulouse, cuando los servicios jurídicos del hospital de Purpan pidieron al ayudante del fiscal Renaud Soubelet que investigará la identidad de un paciente que había sido hallado inconsciente, en alusión a Anza. Desde el juzgado se afirmó que dos días después se remitió un fax a la comisaría de Toulouse para poner en marcha las pesquisas, documento que no apareció.
En marzo de 2010, después de haber identificado el cuerpo de Anza en la morgue de Purpan, donde permaneció diez largos meses, los policías encargados de esclarecer la muerte del militante de ETA hallaron el fax original en el juzgado de Toulouse.
La desaparición de Jon Anza movilizó a miles de personas en 2009 y las calles volvieron a hacerse eco de la denuncia de la ciudadanía meses más tarde, tras conocerse su muerte.
Sortu consideró «un auténtico escándalo» el archivo del caso sin haber esclarecido las circunstancias de la desaparición y muerte de Jon Anza y denunció que el Gobierno francés actúa como «encubridor de un acto de guerra sucia».