Y en esa carrera desaforada por encontrar, no ya tu media naranja, sino alguien o algo al que soltarle la txapa post-alcohólica, todo vale. Desde una muñeca hinchable, versión hobbit, hasta la imprescindible silla en la que reposar cuando al gaupasero comienzan a fallarle las fuerzas de su batallar nocturno.

Claro que los hay con más suerte, quienes encuentran el amor en el fragor de la fiesta y dejan estampas tan bucólicas como si estuviesen en el mismísimo París. ¡Oh lala! Para que lugo digan que en los sanfermines escasea el romanticismo. Hasta la iluminación acompaña a un beso tan apasionado como estético. Crucemos los dedos para que ambos sean pareja en la vida real y no les hayamos metido en un embolado.

Pero no todo van a ser relaciones estables, también las hay esporádicas, faltaría más. Y familiares, de las de estoy contigo en tu día especial. Ayer fue el de los mayores, y como no podía ser de otro modo, la música tuvo especial protagonismo. No estaría de más que las generaciones pretéritas enseñasen más de un paso de baile a esa juventud de txunda-txunda y guitarreo doblando el espinazo. Si así se creen que van a ligar... Donde esté un buen vals...

Y para baile, el que le quieren meter a nuestros bolsillos desde el respeto institucional nuestros avezados representantes gubernamentales, empeñados en construir un tren sufragado por todos los ciudadanos para disfrute de unos pocos. Como en la fiesta también hay cabida para la reivindicación, ahí estuvieron los de Mugitu para recordar, con letras bien grandes, que hay mucha gente que no está por la labor de costear semejante sistema de transporte.