Despedida
La ley del mercado lleva a Asier Illarramendi al Real Madrid
Los clubes llegan a un acuerdo para el traspaso por una cantidad superior a su cláusula de rescisión y el jugador firma por seis años.
Jon ORMAZABAL
A pesar de que sin el entusiasmo de los aficionados, el fútbol, ni cualquier deporte de masas, hubiera podido alcanzar el estatus del que goza hoy en día, son las necesidades de los clubes más grandes y de las empresas que lo rodean los que verdaderamente rigen este negocio. Así, en una operación que los defensores de las teorías económicas más liberales definirían como un acto de «autorregulación del mercado», Asier Illarramendi jugará las seis próximas temporadas en el Real Madrid, cerrando un acuerdo que parece tiene que contentar a todas las partes.
Obligados a tapar otra temporada desastrosa, en lo deportivo y lo social, y con la necesidad de encontrar un sustituto a Xabi Alonso en un plazo más corto que medio, el centrocampista mutrikuarra se convirtió en la pieza de caza del equipo blanco -su condición de «joven y español», que parece ser el leitmotiv de la última campaña mediática en torno al equipo blanco también ha ayudado lo suyo- y, hoy por hoy, cuando a un equipo de este calibre se le pone un jugador entre ceja y ceja, resistirse parece una utopía.
Acuerdo de traspaso
Lo ha sido, hasta ayer, en el caso de un Asier Illarramendi al que consiguieron interiorizar que la del Real Madrid es «la oportunidad de su vida». Convencido de esto, los principales escollos de esta última semana han sido cerrar la operación en una manera en la que todas las partes salgan con la impresión de haber hecho lo que tenían que hacer.
Aunque durante la tarde de ayer los dos clubes se enzarzaran en una especie de guerra de comunicados en torno a la cifra final del traspaso -desde la Real hablan de un montante total de 38.949.900 euros y desde el Bernabéu hablan de 32.190.000-, la diferencia radica en el IVA, prueba inequívoca de que todo se ha cerrado con un acuerdo y no con la decisión unilateral de ejecutar la cláusula del jugador, estipulada en 30 millones.
Siendo la cifra cualquiera de las dos; serían 30 millones de la cláusula, 2,19 de la actualización del IPC desde el primer día en el que se firmó el contrato -no la ampliación- más la aplicación del 21 % de IVA, la Real pierde a un pilar importante en un año muy ilusionante, pero asume una operación en la que puede presumir de no haber dado un solo paso atrás con el Madrid, al ingresar más de lo estipulado en su contrato -el 20% irá a sus acreedores, principalmente Diputación y Kutxa-.
El jugador, que a su vuelta de vacaciones ha sido realmente consciente de lo traumático que puede ser dejar la casa -la emoción apenas le dejó tener unas palabras de agradecimiento y reconocer que solo había hablado con sus representantes, con nadie del Madrid-, tendrá que luchar ahora por no ser devorado por el mercado blanco.
«La decisión no ha sido sencilla, pero la oferta realizada por el Madrid era irrechazable. Siempre he sido realista y siempre lo seré».
«Formar jugadores y que empiecen a rendir en Primera cuesta mucho a un club y si estos luego no completan un ciclo de vida en el primer equipo, el club no va a tener futuro. Las cláusulas hasta los 25 igual tienen que ser más altas».
La vida sigue para la Real, que por la tarde disputó su primer amistoso ante el Mondra en Arrasate, partido en el que se impuso por un contundente 0-12 y en el que Mikel González recibió un pequeño homenaje. Vela, que comenzó el partido jugando de nueve (3), Pardo, Zurutuza, Agirretxe (2), Prieto (2), Ros, De la Bella y Sangalli fueron los autores de los goles realistas.
En su primer partido como entrenador de la Real, Jagoba Arrasate apostó de inicio por un 4-3-3 con Zubikarai, Estrada, Etxabeguren, Mikel, José Ángel, Elustondo, Pardo, Zurutuza, Sangalli, Vela y Chory Castro. En la segunda parte entraron el resto de jugadores convocados, con el detalle de que Xabi Prieto jugó por banda derecha, aunque el técnico de Berriatua se encargó declarar que el donostiarra «jugará muchos partidos por el centro», como hizo con Montanier. El equipo acusó la falta de ritmo y le costó en torno a un cuarto de hora adelantarse en el marcador.
Preguntado por lo que puede repercutir la ausencia de Illarramendi, el técnico mostró la confianza en los jugadores con los que cuenta para la medular. J.O.