El comité de empresa de Corrugados Azpeitia denunció ayer, en su enésima comparecencia desde que hace más de un año comenzara el conflicto, el «juego sucio» de la compañía que «se está valiendo de la situación personal o familiar de algunos trabajadores para hacerles chantaje» en el trámite de sus despidos.

Según criticó el comité, la empresa estaría «haciendo firmar» a algunos trabajadores «que los motivos que argumenta» para los despidos «son ciertos», así como «la renuncia a cualquier reclamación posterior a cambio de cobrar algo más de dinero».

Explicó que el Grupo Gallardo empezó en junio a realizar despidos que han afectado ya a 220 trabajadores, con lo que solo quedarían 40 «para cumplir la intención de la empresa» de deshacerse de toda la plantilla.

«Desde el primer momento hemos defendido el futuro de esta empresa, también hemos dicho que la única razón para despedir a toda la plantilla son los intereses que Gallardo tiene en otros lugares», añadió, antes de aclarar que «todavía la semana pasada se tuvo que decir que no a unos pedidos que se hicieron a Corrugados Azpeitia desde Inglaterra por no poder asegurar la cantidad suficiente de chatarra».

«Gallardo está dejando morir esta empresa y el futuro de cientos de trabajadores directos e indirectos ha comenzado a dirigirse hacia el desempleo», denunció el comité. Criticó también a Adegi, en cuyo modelo de relaciones laborales «no hay sitio», según apuntó, «para la lucha digna de los trabajadores, solamente para una clase trabajadora sin derechos».

El comité concluyó que este conflicto, al que le queda la vía judicial, ha dejado en la comarca de Urola la foto de la «desindustrialización».