En su última rueda de prensa antes de la pausa estival, la canciller alemana, Angela Merkel, trató ayer de apagar la polémica sobre el espionaje destapada por el extécnico de la agencia estadounidense NSA Edward Snowden, a la que se ha añadido la posible participación de los servicios alemanes en estas prácticas de vigilancia masiva.

«Alemania no es un Estado que espíe a sus ciudadanos», insistió. Tanto la oposición como parte de los medios de comunicación habían acusado a la canciller de conocer el programa Prism con el que Estados Unidos vigila las comunicaciones por internet y de no haber protegido a sus ciudadanos, y al mismo tiempo de mentir al afirmar que se enteró de este espionaje por la prensa.

Merkel evitó dar respuestas concretas a las preguntas de los periodistas, remitiéndose a las investigaciones en curso. «Quiero decirles directamente que el que haya venido aquí esperando que presente los resultados de las investigaciones ha venido con malas expectativas», afirmó la canciller, prometiendo que Berlín presionará a Estados Unidos si es necesario para que aclare sus actividades de espionaje en Europa.

«Mi primer deber es hacer lo necesario para que en suelo alemán se aplique el derecho alemán», añadió. Las revelaciones de Edward Snowden señalaban que Alemania es uno de los objetivos prioritarios del espionaje estadounidense.

Intención de voto

Según una encuesta de Deutschlandtrend publicada ayer, más de dos tercios de los alemanes (el 69%) no están satisfechos con la reacción de su Gobierno ante el «caso Prism». Aun así, el tema no parece tener un gran impacto en las intenciones de voto. El mismo sondeo señala que la formación democristiana de Merkel (CDU/CSU) cuenta con un 41% y los socialdemócratas (SPD), con un 26 %. El partido liberal (FDP), socio menor de los conservadores en el Gobierno, obtiene un 4% de intención de voto -es necesario un 5% para entrar en el Parlamento-. En cuanto a los Verdes, pierden un punto, hasta el 13%, y Die Linke (La Izquierda) lo gana, hasta el 7 %.

Sin embargo, la canciller podría perder la popularidad ganada entre los alemanes con la gestión de la crisis del euro, según el politólogo de la universidad de Dusseldorf Jens Walther. «Esto podría ser peligroso (para ella) porque desde hace tres semanas la oposición ataca a Merkel y los medios se suman al juego», algo que no había sucedido antes, afirma.

El principal rival de Merkel, el candidato socialdemócrata Peer Steinbrück, que había comenzado mal su campaña, atacó ayer de nuevo a la canciller afirmando que «es una actitud de una ignorancia espantosa». En un editorial titulado «Soy la jefa, no sé nada», el diario «Süddeutsche Zeitung» también se burla de Merkel. «No cumple su papel de jefa del Gobierno al no supervisar las investigaciones sobre Prisma», opina un comentarista de la televisión pública ZDF. «Permanece pasiva. Se va de vacaciones y no actúa. Es malo para su imagen», añade Walther.

El Gobierno alemán tuvo que desmentir el miércoles que sus militares desplazados en Afganistán conocieran desde 2011 la existencia del sistema de espionaje Prisma, como había denunciado el diario «Bild» y afirmó que, según los servicios secretos alemanes (BND), el programa Prism utilizado por las tropas alemanas no es el mismo con el que la NSA supuestamente espió a miles de alemanes.

Merkel, que la semana que viene comenzará sus vacaciones en el Tirol, insistió en que su Gobierno «es el más exitoso desde la reunificación alemana».