El joven polaco de 23 años recién cumplidos Michal Kwiatkowski ha sido una de las revelaciones del Tour, aunque no pudo mantener ayer su plaza entre los diez primeros de la general que ha ocupado durante toda la carrera. Acabará undécimo y segundo en la clasificación de los jóvenes tras Nairo Quintana cuando nadie pensaba que podía disputar la general.

El corredor del Omega no olvida en su mejor momento como profesional la ayuda que en su carrera ha tenido su año en Euskal Herria. Pasó a profesionales con el Caja Rural continental en 2010 en virtud de un contrato que había firmado hasta 2012 con el otro equipo navarro, que entonces tenía el patrocinio de Caisse d'Epargne.

«Había ganado el campeonato de Europa junior en 1997 y 1998 y el Mundial de contrarreloj en 1998 y firmé un contrato con el Caisse d'Epargne con la condición de que el primer año tenía que quedarme con el Caja Rural. Al año siguiente tenía que pasar al Caisse d'Epargne, pero cambió de patrocinador para convertirse en Movistar y por ese cambio el contrato quedó invalidado y tuve la suerte de fichar por RadioShack», explica Kwiatkowski por qué no llegó a correr con el Caisse d'Epargne.

Le tocó vivir el año más difícil de Caja Rural, en su debut como continental antes de pasar el siguiente a la categoría profesional continental. Eso provocó que no pudiera disfrutar de muchos días de competición porque no podía correr las pruebas World Tour y el calendario estatal apenas ofrecía carreras a los componentes del equipo.

«Aprendí mucho»

Pese a todo, y a pesar de debutar en profesionales con 19 años, cumplió 20 en junio, ya demostró su calidad con once puestos entre los diez primeros, entre los que destacó un tercer puesto en una etapa del Tour del Porvenir que corrió con la selección de Polonia y un séptimo en la Volta ao Alentejo y un décimo en Laudio con Caja Rural.

Pero más que los resultados, lo que el polaco destaca a GARA de su año en Nafarroa fue la experiencia: «Tengo muy buenos recuerdos porque viví en Altsasu con mi hermano y el uruguayo Fabrizio Ferrari y aprendí mucho porque estuve mucho tiempo fuera de casa, era la primera vez que no vivía con mis padres, y allí se entrenaba con muchos profesionales. Comencé a llevar una vida profesional. No tuve un gran programa, pero esa experiencia me ayudó mucho en mi carrera».

Ese año le sirvió también para conocer a la afición en las carreteras vascas, en las que solo ha corrido con el Caja Rural: «Para mí es una afición muy buena, vive mucho el ciclismo. Me llamaba la atención que cuando corría con Caja Rural me llamaban por mi nombre. Es la mejor afición del mundo», destaca también su apoyo en este Tour.

Tras su año en Caja Rural, corrió uno en RadioShack y en su segundo en el Omega ha dado un salto de calidad al ganar el campeonato polaco en ruta, acabar segundo la general de Algarve, cuarto en la de la Tirreno y en la Amstel, quinto en la Flecha y duodécimo en San Luis.

Pero su mayor nivel lo ha dado en el Tour, en el que ha acabado seis etapas entre los diez primeros y ha estado en el Top 10 hasta ayer. Ha lucido varios días el maillot blanco y su pena es que por pocas centésimas no pudo vestirse de amarillo tras la crono por equipos. Se sabía que era un gran contrarrelojista, pero esprinta y ha sorprendido al pasar los Pirineos, sobre todo, y los Alpes cerca de los mejores.

Sobre su rendimiento en la alta montaña comenta que «esperaba estar bien, pero me falta un punto para estar con los mejores en los grandes puertos y tengo que trabajar mucho para mejorar y estar con los primeros».

Sin presión

En su segunda grande tras el Giro del año pasado, en el que acabó 136º, ha llegado entre los diez primeros al último final en alto de ayer. Antes de la etapa en la que perdió el Top 10 en benefició de Talansky decía que «por supuesto que quiero acabar entre los diez primeros, pero es mi primera experiencia en el Tour y no tengo la presión de conseguir el Top 10. Cuando comenzó el Tour no tenía la presión de estar en el Top 10 o el Top 15 y cualquier cosa que llegue será buena. Sería muy bueno acabar entre los diez primeros, pero si no, no es el final del mundo».

Tras este Tour la duda que queda es cuáles son los objetivos que puede marcarse: las clásicas, las vueltas de una semana y las grandes, porque es el único corredor del pelotón que lo ha hecho bien esta temporada en esas tres especialidades. Al respecto, Kwiatkowski señala que «para mí es difícil decir donde soy mejor, porque me gusta hacer todo y aprender. Algún día tendré que elegir, pero por ahora quiero disfrutar de todas las posibilidades que tengo y hacer el máximo en cada objetivo».