Unos días antes de que los ministros de Economía de la OCDE y del G-20 hayan cerrado el encuentro previo a la cumbre de setiembre de San Petersburgo para analizar las políticas económicas, de empleo y de fiscalidad para intentar poner freno a la evasión fiscal, la Fundación de Estudios Financieros (FEF) presentó un informe sobre la economía sumergida en la Unión Europea, que refleja un estancamiento de la misma, en torno al 20% del PIB, sin que los diferentes estados actúen para reducir su tamaño.

Según los datos, la economía sumergida en Hego Euskal Herria alcanzaría los 17.135 millones, lo que supone una media del 20,3% del PIB. Estos datos se refieren a 2010, por lo que se estima que no se habría reducido en la actualidad. Con esa cantidad, se supone que en torno a 5.200 millones no se pagan cada año en impuestos a las haciendas de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa.

En el estudio de la FEF, que depende de Analistas Financieros, se asegura que los niveles que presenta el Estado español son «inaceptables» entre los países de la Eurozona, solo superados por Italia en la Unión Europea -el 21 %-, y muy por encima de las estimaciones de Alemania (13%), Estado francés (10%) o Gran Bretaña (10%). En el conjunto de la UE, la economía sumergida supone 2,1 billones de euros (19,7%), lo que supone una pérdida de recaudación impositiva en torno a los 864.000 millones y en el Estado español, de 72.000 millones, según este estudio. Según el informe, en la UE la economía sumergida en los últimos diez años ha pasado de 1,9 billones en 2003 a 2,1 billones en 2013.

Los datos confirman que en el Estado español la economía sumergida alcanza el entorno de los 239.175 millones. La FEF asegura que si se acercase a las economías más avanzadas en la UE, podrían aflorar entre 18.000 y 20.000 millones al año para inyectar a las arcas públicas, dado que entienden que «es irreal que desaparezcan los más de 200.000 millones».

Del total de la economía sumergida en el Estado español el estudio concluye que sobre un 8% del PIB es consecuencia del fraude en materia laboral, lo que en términos de empleo equivaldría a al menos un millón de puestos de trabajo que deberían aflorar. El director de Análisis y Estudios de la FEF, Alfredo Jiménez, admite que «un tercio de la economía sumergida proviene del fraude laboral y dos terceras partes del fraude fiscal».

No hace mucho, la Unión Europea reconoció que pierde al año un billón de euros por la evasión y el fraude fiscal. Esa cantidad es seis veces el presupuesto anual de la UE.

Sin relación directa

Un elemento muy importante que incorpora el estudio de la FEF es que confirma que «no parece existir una relación directa entre una elevada carga fiscal, medida por la presión impositiva, y un mayor tamaño de la economía no declarada -economía sumergida-». De hecho, establece que países como Austria, Dinamarca, Finlandia, Estado Francés y Suecia «con niveles de presión muy elevados (42,7%, 48,1%, 43,1%, 41,6% y 46,9% respectivamente) tienen una economía sumergida significativamente inferior a la media (9,7%, 17,7%, 17,7%, 15%, 18,8%)».

Así, el estudio de la FEF concluye que «no existen relaciones fáciles de establecer entre el nivel de presión fiscal y la ocultación de datos».