El anuncio de Kerry sobre negociación provoca las críticas palestinas
El principio de acuerdo para que palestinos e israelíes vuelvan a negociar, que anunció el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, ha llevado a la memoria de Palestina «la trampa de Oslo» y varios movimientos y dirigentes políticos rechazaron volver a las discusiones que consideran dañinas. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en cambio, consideró que la negociación es «vital» para Israel.
GARA |
El principio de acuerdo que presentó el viernes el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, para retomar las negociaciones entre israelíes y palestinos ha suscitado las críticas entre los palestinos, más allá de la aceptación por parte de la Autoridad Palestina. Kerry anunció el jueves desde Jordania «un acuerdo que establece la base del reinicio de las negociaciones sobre el estatus final», aunque prevé cerrar los detalles en una reunión la próxima semana en Washington entre el negociador palestino Saeb Erakat y la ministra israelí de Justicia, Tzipi LIvini.
Sin embargo, la falta de garantías ofrecidas por Kerry en su difusa propuesta ha provocado las críticas palestinas. El jueves la OLP exigió al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, al menos un compromiso de negociar sobre las fronteras de 1967 o congelar la colonización sionista.
Ningún compromiso
Pero Kerry anunció el acuerdo sin estas bases, y el ministro israelí de Relaciones Internacionales, Youval Steinitz, ya avanzó ayer que no adquirirá ningún compromiso sobre «cuestiones diplomáticas». Precisó que «no se ha llegado a ningún acuerdo» sobre la colonización ni una referencia a las líneas de 1967
La Autoridad Palestina, en cambio, sí se ha comprometido a «negociar seriamente» al menos nueve meses, en los que además, se abstendría de cualquier intento de adhesión a organismos internacionales y a instancias judiciales que pudieran perseguir a Israel, según Steinitz. La presidencia palestina respondió con cautela, subrayando que «faltan detalles concretos por regular», pero entre las formaciones palestinas el rechazo fue nítido, ante el riesgo de caer en «la trampa de Oslo», los acuerdos de 1993 que solo sirvieron para que Israel reforzara su colonización.
Causa un daño grave
El portavoz del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), Jamil Mezher, afirmó que comenzar los contactos «causa un grave daño a la causa palestina». Rechazó la reanudación de «unas absurdas negociaciones que no consiguen las demandas mínimas nacionales del pueblo palestino. Volver a las negociaciones fuera del marco de la ONU y sus resoluciones sería un suicidio político».
También el excandidato presidencial Mustafá Barguti consideró sin un completo cese en la construcción de asentamientos y sin la aceptación de las fronteras de 1967 «es muy peligroso y podría dañar la causa palestina». Advirtió de que «sería una pérdida de tiempo y ofrecería una cobertura al gobierno de Netanyahu», y «probablemente fracasarán porque el actual Gobierno israelí es un gobierno de colonos y nunca reconocerá el derecho legal de los palestinos a la independencia». «Fue un error firmar los acuerdos de Oslo antes de parar la colonización. El número de colonos pasó de 150.00 a 600.000», recordó.
Por su parte, Sami Abu Zuhri, portavoz de Hamas en Gaza, aseguró que el reinicio de las negociaciones es «muy peligroso y solo sirve al ocupante israelí», además de ser «contradictorio con el consenso nacional que han acordado los palestinos». A su juicio, Abbas no tiene ninguna legitimidad para negociar cuestiones fundamentales en nombre del pueblo palestino.
En cambio, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que retomar las negociacines resulta «vital» para Israel. «Está en el interés estratégico del Estado de Israel. Es importante para poner fin alcnflicto con los palestinos y es importante por los desafiós a los que nos enfrentamos, en particular, Irán y Siri», explicó Netanyahu.
Liberación de presos
Según un responsable palestino, «la pelota está en el campo israelí. Kerry pide a Netanyahu que responda favorablemente a una de las bases para retomar el diálogo: la liberación de presos; que Israel reconozca las fronteras de 1967 o parar la colonización».
El ministro Steinitz anunció que «habrá un número limitado de liberaciones de presos», pero un responsable israelí, bajo anonimato, advirtió de que «podrían producirse una vez que se entablen negociaciones, al término de un período que permita ver que los palestinos van de verdad en serio. Esto no va a ocurrir mañana ni la semana que viene».
El director del Centro de Estudios de Oriente Medio de Amán, Yawad Hamad, escéptico, cree que «el nivel de encuentros entre las dos partes no irá más allá de las conversaciones exploratorias», y que la parte palestina estaba bajo presión de los ministros de Exteriores árabes. Hamad estima que estos insistieron a los palestinos en que aceptaran reanudación de las conversaciones para «acelerar la conclusión de un tratado de paz», sobre todo por el actual clima de inestabilidad política en el mundo árabe. Jitan destacó que los países árabes, y en particular Jordania, que auspició los contactos, trabajaron «codo con codo con Kerry para asegurar el éxito de su misión», y que ahora plantean su plan de paz que estipula el reconocimiento de Israel por todos los países árabes a cambio de la devolución de los territorios ocupados en 1967. Los más optimistas fueron los miembros del Cuarteto para Oriente Próximo (EEUU, Rusia, UE y ONU), que aplaudió «el enorme éxito del secretario de Estado y su equipo». La jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton «saludó calurosamente» el anuncio de Kerry, así como «la valentía de las dos partes». GARA
En Israel, el acuerdo fue acogido con satisfacción por el partido Laborista, que se mostró dispuesto a entrar en el Gobierno de Netanyahu en caso de que sus aliados de la ultraderecha dejen el Ejecutivo.