El conflicto en Colombia ha dejado 220.000 muertos entre 1958 y 2012
El Centro de Memoria Histórica de Colombia entregó ayer al presidente, Juan Manuel Santos, el informe «¡Basta Ya! Colombia: memorias de guerra y de dignidad», que documenta las vulneraciones de derechos humanos ocurridas en los últimos 54 años como fruto del conflicto armado. Sus más de 400 páginas dan cuenta de masacres, desapariciones, torturas, secuestros, agresiones sexuales. Entre 1958 y 2012 murieron 220.000 personas. El 80% eran civiles.
GARA | BOGOTÁ
En pleno proceso de diálogo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, el Centro de Memoria Histórica entregó ayer al presidente, Juan Manuel Santos, en una solemne ceremonia en la Casa de Nariño un crudo relato de los últimos 54 años de conflicto armado. Más de 400 páginas sintetizan seis años de investigaciones. Un completo «memorial de agravios que aspira a ser un acta de compromiso» por parte del Estado y de los actores involucrados, remarcó el director del Centro, Gonzalo Sánchez, en su presentación.
«El conflicto ha roto todas las reglas humanitarias», subrayó. Las cifras y los testimonios dan fe de ello. Entre 1958 y 2012, murieron, al menos, 220.000 personas a causa del conflicto, 8 de cada 10 eran civiles.
Desde 1985, se han documentado 25.007 casos de desapariciones y el desplazamiento forzado ha alcanzado a 5.712.506 personas, una cantidad equivalente a la población de países como Irlanda o Costa Rica.
«Este informe no pretende ser un catálogo del horror», reiteró Sánchez, quien también censuró la «indiferencia social e institucional» ante esta violencia.
Advirtió de que la colombiana es todavía «una democracia con grandes limitaciones», por lo que resaltó la necesidad de «emprender las necesarias rectificaciones» y de promover una «reconversión social», lo que con- lleva «una inmensa tarea de pedagogía política» para superar «una tendencia latente al pensamiento único» y a la eliminación física del adversario.
Sánchez invitó a todos los actores involucrados a asumir las recomendaciones del informe porque «la reconciliación nacional no se puede fundamentar en el ocultamiento y el silenciamiento sino en la asunción de responsabilidades por el Estado y demás actores». «Hoy más que nunca la memoria tiene en Colombia visión de futuro», enfatizó. En una entrevista previa con el periódico colombiano «El Tiempo», los principales autores de este informe aseguraron que el actor armado «más dañino» han sido los paramilitares, porque «su violencia no ha tenido límites», mientras que el «mayor pecado» del Estado ha sido «combatir la guerra sin combatir las causas». A las Fuerzas Armadas las responsabilizaron de «haberse aliado con los ilegales» y a las guerrillas, de cometer la mayor parte de los secuestros.
Sobre la Justicia, subrayaron que «se dejó instrumentalizar por poderes ilegales».
«Esas cifras muestran que este conflicto ha ido mucho más allá de lo que tenemos en nuestra conciencia», señaló Sánchez a «El Espectador», en la que remarcó que «las responsabilidades de los agentes del Estado son mayúsculas. Los deberes del Estado son mayores que los de cualquiera de los otros protagonistas porque se espera que quienes representan a una nación sean más limpios».
Según este informe, entre 1980 y 2011, se registraron masacres en 526 municipios de Colombia. En los cuerpos de 1.530 de estas víctimas se hallaron sseñales de degollamiento, descuartizamiento, decapitación, incineración, castración, quemaduras con ácido o soplete y empalamiento.
«Este informe es doloroso, incómodo pero necesario», afirmó ayer el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, tras recibir el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica. «Debemos reconocer que tocamos fondo y que la guerra nos deshumanizó. Hablando en voz alta, sin eufemismos, con la verdad pura y dura», destacó en el acto realizado en la Plaza de Armas en la Casa de Nariño, sede del Gobierno colombiano. En el mismo subrayó la necesidad de juzgar a los actores estatales que se aliaron con sectores ilegales para sembrar violencia en el país.
«El Estado debe investigar y sancionar estas conductas, para cumplir con el derecho a la verdad y a la justicia de las víctimas», precisó el jefe de Estado. «Debemos comenzar por reconocer los errores del pasado e intentar resolver todo a través del derecho penal» y «aceptar que la democracia en Colombia ha sido asediada por la violencia, y que la tolerancia ha estado muy ausente», añadió. Incidió en que para poder «pasar la página» hacia una Colombia «sin miedo», el propio Estado debe reconocer su responsabilidad en este conflicto armado
«Hoy les reafirmo que me la estoy jugando con la paz, como debemos hacerlo todos los colombianos. Todos merecemos conocer la verdad y saber qué pasó en nuestros campos y ciudades», remarcó. GARA