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Maite SORoa | msoroa@gara.net

El mérito de ser del PP

Antes de que la desolación llegara en tren a Galiza ocultando todo lo demás, a algunos de los plumillas habituales les dio tiempo a hacer los deberes. Y si ayer comentábamos que ser del PP es «un acto de fe», el profesor de la UPV Pedro José Chacón envidaba más y sostenía en «El Correo» que ser del PP vasco tiene un «mérito incuestionable». Empezaba el artículo hablando del «tal Bárcenas», quien además de meter en un embrollo a Rajoy, al tirar de la manta también ha dejado al descubierto algunas vergüenzas por aquí, a cuenta de la financiación de la sede del PP. Este hecho constituye según Chacón «todo un desafío para un PP vasco, ahora presidido por Arantza Quiroga, que seguramente ha sido el que, dentro del PP nacional, más se ha destacado en denunciar la corrupción». Estará de acuerdo el profesor que no hacía falta mucho para destacar, cuando todas las peperas y los peperos andan escondidos bajo las piedras, con su presidente a la cabeza.

Apunta Hidalgo que «esta ramificación que llega a Euskadi convierte el caso Bárcenas en el más representativo, hoy por hoy, de la imagen de España que siempre ha hecho furor entre los nacionalistas: la de su corrupción y desgobierno». Una no sabe si hace furor, pero es que esa es la imagen real, aunque a él le fastidie. El columnista del diario de Vocento escribía luego una larga parrafada sobre el tren de vida del «tal Bárcenas» para contraponerlo con el de sus compañeras y compañeros de las indómitas tierras del norte, y señalaba que «aparte de irregularidades contables en las que haya intervenido un personaje de la calaña del que estamos hablando, lo que quedará a salvo para siempre es el mérito incuestionable del PP vasco al prestigiar la democracia con su presencia entre nosotros desde los inicios de la Transición». Lo de «irregularidades contables» es un eufemismo gracioso cuando se está hablando de pagar con dinero negro una sede política, y servidora intuye que si eso ocurrió tal como afirma ahora Bárcenas, alguien del PP vasco tendría que saberlo. ¿O no? Y lo de «prestigiar la democracia», sabiendo a qué se han dedicado algunos de ese partido antes, durante y después de la transición, parece broma. Igual que decir que «la derecha vasca» ha sido «un chivo expiatorio» del que «todos se alejaron como de la peste». ¿Por qué sería? Prestigiar dice el profesor, vaya tela.

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