Campus rojillos, entre la diversión y el aprendizaje para los más txikis
Ya son casi medio millar de chavales. Lo que empezó siendo una actividad modesta hace 12 años -apenas participaron 26 txikis- se ha convertido en una «cita ineludible para los niños que sueñan con ser futbolistas algún día», como apunta la Fundación Osasuna.
Natxo MATXIN
Estuve el año pasado y me lo pasé tan bien que decidí repetir. Se hacen muchos amigos y se aprende un montón en los entrenamientos», destaca Paulo Aiestaran, un hernaniarra de 12 años que juega de delantero en el Añorga, pero cuyo corazón es totalmente rojillo. «Me fijo en los mayores e intento imitarlos», apunta este joven cazagoles que, con sus impresiones, refleja el espíritu de lo que pretenden ser los campus de verano organizados por la Fundación Osasuna: una simbiosis entre diversión y aprendizaje.
Esa fórmula se ha manifestado claramente exitosa en las doce ediciones que hasta el momento se han desarrollado. El número de inscritos no ha dejado de crecer durante todo ese tiempo, llegando a superar la cifra global de tres mil alumnos a los que se les ha tratado de «inculcar hábitos saludables y los valores del deporte», se señala por parte de sus promotores. Ni siquiera la crisis económica ha podido frenar esa tendencia alcista de unos campus que, con una duración semanal, no se limitan únicamente a entrenamientos impartidos por técnicos de las categorías inferiores del club rojillo, sino que abarcan más de una veintena de actividades de ocio, entre las que se incluyen modalidades acuáticas, sesiones de cine, visitas a una granja y al planetario, espectáculos de magia, senderismo...
«Me encantan los juegos y entrenar», reconoce Daniel Etxabarri, de Noain, quien, a sus ocho años y tras una primera sesión matinal bajo un fuerte calor, da buena cuenta de una rodaja fresca de melón. Es uno de los 69 niños que está participando en el campus que, durante la presente semana, se está impartiendo exclusivamente en inglés, una de las novedades para 2013. A la vista de cómo se lo está pasando y de los «muchos amigos» que ha hecho, avisa de que el año que viene se va a volver a apuntar este bisoño valor futbolístico, que todavía no se ha decantado sobre si ser portero o un todoterreno en la medular.
Lo cierto es que cada día son más los padres y madres que optan por esta opción entre el ocio y el deporte para entretener a sus hijos y, de paso, conciliar el apartado laboral con el familiar durante las vacaciones veraniegas. A los campus organizados por la Fundación Osasuna hay que sumar los cada vez más numerosos desarrollados por jugadores profesionales -sin ir más lejos, Azpilicueta y Javi Martínez en Nafarroa- o a nivel de otras localidades. Sin embargo, los rojillos son los que se llevan la palma en cuanto a popularidad y vigencia. En la edición de este año, se han diseñado cuatro modalidades diferentes, que van desde la txiki -mixto, de 5 a 7 años-, infantil -mixto, de 7 a 13-, de tecnificación -masculina, de 13 a 16- y femenina -de 12 a 16-. Además de la citada novedad del inglés, ya se han convertido en un clásico los cursos impartidos únicamente en euskara y los destinados a porteros.
«Mi sueño es vivir del fútbol»
Bajo los palos de manera profesional es como se ve en un futuro no muy lejano Unai Gutiérrez, un zizurtarra que a sus 12 años ya defiende la meta del conjunto de su localidad, el Ardoi, y al que le espera una dura competencia la próxima temporada. «Va a ser mi primer año en fútbol once y estamos dos porteros. Ya nos han dicho que el que más se esfuerce jugará», señala después de disfrutar de una sesión de entrenamiento exclusiva para cancerberos. «Es mi tercera vez en el campus y mi sueño es vivir del fútbol», apunta con claras convicciones y buenas maneras sobre el césped.
El tiempo dirá si algún día le vemos defendiendo los colores rojillos en El Sadar, pero aunque todos no podrán hacer realidad esos deseos de infancia, sí que guardarán en su memoria una experiencia inolvidable de compañerismo, fútbol y diversión. No en vano, se trata de una iniciativa también destinada para «aquellos que, simplemente, quieren disfrutar de una semana diferente», como se señala desde la Fundación.
Fundación Osasuna oferta dos modalidades para sus campus, bien sea en régimen de internado -este año incluso hay niños provenientes de zonas como Catalunya y Madrid- o para alumnos externos. Lógicamente, los precios varían en función de la opción escogida.
Así, los campus en la categoría de infantil tienen un coste de 490 euros para los internos y 365 para los externos. Aquí hay una serie de descuentos, que van desde los 30 euros cuando se llegan a los cinco miembros de un mismo club o colegio convenido, hasta los 50 por ser segundo hermano o 100 en el caso del tercero. También lo hay de 20 euros si se trata de un osasuntxiki o club de empresas. Para el caso de los campus destinados a txikis, el importe es de 140 euros con comidas y 115 sin ellas.
Al finalizar la semana, todos los participantes reciben de manos de los jugadores de la primera plantilla un boletín de evaluación. N.M.