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Las garras retráctiles de «Lobezno inmortal» contra las katanas japonesas

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

«Lobezno inmortal» supone la prueba de fuego para el personaje de cómic encarnado por Hugh Jackman, porque su anterior película de presentación fue un poco una prueba o una toma de contacto inicial con sus seguidores. No dejaba de ser un simple spin-off, tal como rezaba su título de «X-Men orígenes: Lobezno». No contentó a la mayoría, o contentó solo a medias, lo que también puede ser una estrategia comercial para dejar al público esperando algo necesariamente mejor.

Los cuatro años transcurridos han servido para preparar una película que superara la anterior, un objetivo que no era difícil de cumplir, contando siempre con el aval de Hugh Jackman como protagonista, que es quien dota de carisma a Lobezno en su versión fílmica. Aún así, no termina de independizarse, ya que en los títulos finales de crédito la Fox aprovecha para conectar «Lobezno inmortal» con «X-Men: Días del futuro pasado». Al estudio le gusta interconectar todas las películas, hasta el punto de que «Lobezno inmortal» empieza como una continuación de «X-Men: La decisión final».

La acción arranca siete años después de su precedente, con Jean Grey muerta, pero evocada a través de un cameo de Famke Janssen. La situación de Lobezno es de aislamiento y abandono, provocado por la disolución y parcial extinción de los X-Men. En cierto modo se siente como el último mutante sobre la tierra, y de ahí que encuentre en su nueva aventura pocos de su especie a los que enfrentarse, teniendo que batirse con humanos.

El cómic le lleva a Japón

Eso es un poco lo que respecta al contexto general, ya que en lo particular Lobezno cuenta, por fin, con su propia historia, la cual le conduce a Japón. El argumento se basa en el cómic de Chris Claremont y Frank Miller «Honor», que fue publicado en el año 1982. Su inspiración pudo ser perfectamente el clásico cinematográfico de Sydney Pollack «Yakuza», realizado ocho años antes. Al igual que Robert Mitchum, Hugh Jackman ha de integrarse en un mundo que desconoce, y cuyas cerradas reglas y códigos de honor deberá ir aprendiendo.

La adaptación ha pasado por distintas fases, debido a que en un principio el proyecto estuvo en manos del cineasta Darren Aronofsky, quien tenía como guionista a Christopher McQuarrie, habitual colaborador de Bryan Singer. Cabe suponer que iba a ser más oscuro, muy en la línea de Nolan. Ha quedado algo de la supuesta introspección sicológica en las zonas sombreadas del personaje, pero como mero contrapunto de la acción.

El cambio de contenido y orientación se produce con la entrada de James Mangold como director y de Mark Bomback en calidad de guionista. Mangold dice haber tomado como referencia «13 asesinos» de Takashi Miike, pero también «Chinatown» de Roman Polanski. Es por ello que «Lobezno inmortal» resulta un compendio de chambara y serie negra, en la medida en que el protagonista combate contra yakuzas y samurais por igual.

Todo ello sin descartar, por supuesto, la acción fantástica, que hay secuencias espectaculares con sus efectos digitales, como la que transcurre en el tren bala. Pero las garras retráctiles de Lobezno, hechas de adamantium, se cruzan con las katanas de los ninjas, ronin y demás guerreros nipones. Para dominar las artes marciales y el cuerpo a cuerpo, Lobezno se hace mortal, facultad que recibe a cambio del favor prestado a un soldado japonés durante el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, episodio que ocupa la introducción o prólogo de la película de más de dos horas.

Estreno

Dirección: James Mangold.

Guión: James Mangold, Mark Bomback, Scott Frank y Christopher McQuarrie, sobre un cómic de Claremont y Miller.

Intérpretes: Hugh Jackman.

País: EEUU. 2013.

Duración: 126 minutos.

Estreno

Dirección: Carlos Bolado. Intérpretes: Daniel Giménez Cacho, Odiseo Bichir, José María Yazpik.

País: México. 2012

Duración: 102 minutos.

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