No es casual que Lorenzo, el adolescente de 14 años que protagoniza «Io e te», lea en su encierro voluntario novelas de vampiros románticos. Bertolucci se nutre más que nunca de la sangre joven, y justo una década después de su última realización «Soñadores», regresa sobre el tema de la eterna juventud, pero en esta ocasión desde el tiempo presente y en su Italia natal.

Se podrá decir que la perspectiva sigue siendo la misma que empleó al borde de los años 80 en «La luna», con la drogadicción de fondo, pero es que tampoco se ha producido ninguna revolución generacional desde entonces. Lo que sí acentúa ahora Bertolucci es la idea de un mayor aislamiento, comparable en la simple imagen callejera de los chicos y chicas andando ajenos a cuanto les rodea por culpa del sonido de la música en sus cascos. Y lo que suena es básicamente entre setentero y ochentero, empezando por el «Boys Don´t Cry» de The Cure, que da paso al tema central en su doble versión, ya que se escucha a David Bowie cantar en inglés «Space Oddity» y también traducido al italiano como «Ragazzo solo, ragazza sola». Es justamente lo que cuenta la película, porque el protagonista no es capaz de abandonar el nido familiar.