Los datos de la Encuesta de Población Activa difundidos ayer muestran una disminución de 12.400 personas en la tasa de desempleo de Hego Euskal Herria en el último trimestre, un dato que la mayoría de portavoces políticos e institucionales saludaron como positivo pero que no debe llevar a engaño, pues no es consecuencia de un cambio de tendencia, como juiciosamente admitieron esos mismos portavoces. No hay que olvidar el peso que tiene el empleo estacional en esta época del año, no solo en sectores directamente ligados a actividades estivales, sino también en otros en los que trabajadores y trabajadoras eventuales completan plantillas mermadas por las vacaciones. En ambos casos se trata de empleos temporales y, en demasiadas ocasiones, muy precarios, sobre todo en ámbitos en los que ya de por sí la precariedad está asentada, como la hostelería, el comercio, etc.

Asimismo, la caída en el número de ocupados y en la población activa, tanto en términos intermensuales como interanuales, da a entender que la disminución del paro no es consecuencia tanto de la creación de empleo, aun siendo precario, como del desánimo que ha ido anidando en buena parte de aquellas personas que no han encontrado trabajo y que han optado por otras alternativas, como por ejemplo retomar los estudios o emigrar a otros países.