El Congreso de Estados Unidos ha rechazado una enmienda que habría bloqueado los fondos destinados a financiar el polémico programa de recogida de registros telefónicos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), que suponía el primer esfuerzo para frenar el programa de espionaje secreto dado a conocer por Edward Snowden. La enmienda, curiosamente registrada por un congresista republicano pero que recibió el respaldo de una mayoría de demócratas, estaba asociada a un proyecto de ley sobre gastos de defensa y habría condicionado cualquier financiación a que el Gobierno demostrara que cada recogida de datos estaba relacionada con un individuo sujeto a una investigación. Sin embargo, el Gabinete de Barack Obama se posicionó en contra argumentando que buscaba «desmantelar rápidamente una de las herramientas de la lucha contra el terrorismo». En este sentido, las palabras del presidente, supuestamente favorable a abrir un «debate sobre la mejor manera de salvaguardar simultáneamente la seguridad nacional y la privacidad de los ciudadanos», no es sino un cínico brindis al sol de quien camina sobre las huellas de su antecesor.