tragedia ferroviaria en galicia
Conjugan un trazado antiguo y alta velocidad en el siniestro ferroviario
Imputan al maquinista del tren descarrilado. 87 personas permanecían hospitalizadas, 33 de ellas se encontraban en estado crítico
GARA | SANTIAGO DE COMPOSTELA
Todavía sin establecer las causas del peor accidente ferroviario en el Estado español en los últimos 40 años, que el miércoles costó la vida a 80 personas, se especulaba con que el exceso de velocidad y el hecho de que el lugar del siniestro sea una curva cerrada por la que se debe circular a una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora podrían haber motivado la tragedia.
La línea Madrid-Ferrol transcurre por tramos de la línea de alta velocidad y tramos de vía convencional. Entre Madrid y Olmedo, en Valladolid, circula por la línea propia del AVE, mientras que entre Olmedo y Ourense lo hace por una vía convencional. En esta ciudad gallega se vuelve a incorporar a la línea del AVE hasta escasos kilómetros antes de llegar a Santiago de Compostela, donde se une de nuevo al trazado antiguo, cuya construcción data de los tiempos del franquismo y donde se sitúa la curva en la que descarriló el convoy.
En ese punto, el tren debe de reducir bruscamente su velocidad en un corto lapso de tiempo, pasando de 220 kilómetros por hora, la velocidad propia de una línea de alta velocidad, a 80 kilómetros por hora.
Este brusco cambio ya se dejó sentir en la inauguración de la línea el 10 de diciembre de 2010, cuando al llegar a este punto después de casi 80 kilómetros circulando en línea recta a una media de 200 kilómetros por hora, el tren dio un bandazo y algunos pasajeros perdieron el equilibrio, comentando entre sí la dureza de la curva.
Esta circunstancia podría haber contribuido al accidente, según fuentes del Sindicato Ferroviario-Intersindical.
«Es un trazado antiguo, de vía convencional, que no está preparado para que circule por él un tren de alta velocidad, sobre todo, en una curva tan cerrada. El maquinista se ve obligado a frenar de forma brusca, cuando viene de una velocidad media de 250 kilómetros por hora y, en cuestión de segundos, debe pasar a 80», señalaron.
Otro de los aspectos que ayer causó cierta polémica fue el tipo de señalización en el tramo donde se produjo el accidente. Al tratarse de una vía convencional, no está dentro del sistema europeo ERTMS, que se usa en la alta velocidad y que dispara la conducción automática, incluido el frenado, en caso de superar la velocidad establecida o de detectar alguna anomalía. En este tramo, en cambio, funciona el sistema conocido como ASFA, que realiza una supervisión puntual de la velocidad máxima al paso por las balizas.
En una entrevista con RNE, el secretario general del sindicato de maquinistas SEMAF, Juan Jesús García Fraile remarcó que con el ERTMS el factor humano «tiene una menor dependencia» que en el caso del ASFA Digital. Preguntado sobre qué hubiera sucedido si donde se produjo el accidente se hubiese implantado el ERTMS, sostuvo que «no hubiera ocurrido esto».
«Lo ideal es que se hubiera terminado la construcción de la línea -de alta velocidad- en Santiago de Compostela» y no cuatro kilómetros antes, añadió.
Este hecho abría algunos interrogantes sobre las razones por las que se mantuvo una curva peligrosa en un trazado unido a la línea de alta velocidad.
En su opinión, el siniestro tuvo que deberse a «una suma de circunstancias», y no solo al exceso de velocidad. «Nunca en un accidente ferroviario hay una sola circunstancia. Si se rebasa la velocidad, puede ser por alguna circunstancia que ahora desconozco, pero no por rebasar la velocidad vas a descarrilar», consideró García Fraile. Para el secretario general de la Federación de Transporte de UGT, Miguel Angel Cilleros, la ausencia del ERTMS no tiene por qué ser la causa del accidente, si bien reconoció que ese sistema ofrece «más de seguridad» que el ASFA Digital. «Tenemos que esperar el final de la investigación. Estoy convencido de que siempre que hay un accidente de estas características no sólo hay un problema, sino que podrá coincidir más de un problema», señaló en la línea de lo manifestado por García Fraile.
Aunque recalcó que el sistema ferroviario español es un modelo de transporte «muy seguro», advirtió que cuanto más se invierta en tecnología, más fácil será evitar los posibles errores humanos.
Por otra parte, el titular del Juzgado de Instrucción 3 de Santiago de Compostela imputó al maquinista del tren, quien habría reconocido que circulaba a 190 kilómetros por hora cuando el límite es de 80, aunque se desconocían los motivos de este exceso de velocidad. Francisco José Garzón permanecía ingresado en el Hospital de Santiago.
En conversación con la torre tras el siniestro, el conductor dijo, siempre según fuentes oficiales, que «descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer». Algunas fuentes apuntaban a que el tren llevaba un retraso de cinco minutos, lo que podría conllevar el pago de indemnizaciones a los pasajeros.
Los debates y juicios paralelos sobre su actuación comenzaron apenas horas después del siniestro entre acusaciones y defensas, aunque unos y otros coincidieron en destacar la dificultad de la curva donde se produjo el accidente, elemento clave en la tragedia. Tanto García Fraile, como el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar Rodríguez, destacaron su experiencia y que llevaba más de un año operando en la misma línea.
El secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, afirmó que al Gobierno no le consta que exista ningún informe técnico que acredite que este tramo tuviera «ninguna singularidad» ni «dificultad».
En un vídeo que supuestamente muestra el momento del siniestro, filtrado por varios medios de comunicación, se ve cómo el tren toma la curva y los vagones del centro se escapan de la vía, volcando y arrastrando todo el vehículo. Los vagones semidestruidos se mezclaron con las maletas y pertenencias de los pasajeros y los restos de asientos que salieron despedidos por el impacto.
Más de 300 agentes de la policía, los bomberos y decenas de ambulancias llegaron minutos después y comenzó el traslado de heridos a los hospitales más cercanos mientras los cadáveres eran transportados a un tanatorio improvisado en un pabellón multiuso, donde los familiares esperaban tener noticias de sus allegados.
«Llegué un minuto después. Lo primero que vi fue el cadáver de una mujer. Me impresionó mucho. Nunca había visto un cadáver antes, pero sobre todo lo que me impresionó fue el gran silencio», dijo a AFP Francisco Otero, cuya casa está a pocos metros de las vías del tren.
«Parece ser que en una curva el tren empezó a dar vueltas, vueltas de campana, dimos muchas vueltas de campana y quedaron subidos unos vagones encima de otros», relató, por su parte, un pasajero .
En su primer comunicado de condolencia, y sin duda por traspapelarse, la Moncloa hacía referencia al terremoto de Gamsu (China). También ha generado críticas que Rajoy esperara a ayer para trasladarse a Santiago, 12 horas después del siniestro.
ABC identificó en su web digital la zona como «el lugar del atentado». Otros diarios como «Mediterráneo Digital' o «Alerta Digital» mantuvieron durante horas «noticias» en las que se sugería que estaríamos ante un atentado, no un accidente de tren.
Se trata del accidente ferroviario más grave y de mayor número de víctimas en el mundo en lo que va de año. El más grave en Europa desde 2000, el incendio de un tren funicular para esquiadores en un túnel, causó la muerte a 155 personas en Austria.
Líderes mundiales enviaron sus mensajes de condolencia y solidaridad a las víctimas y a sus familiares, que aguardaban con angustia noticias sobre sus allegados. La espera se hizo tensa, en ciertos momentos, generando malestar por la demora en ser informados sobre las identidades de las víctimas mortales -80, según, el último balance-.
La directora de Salud y Socorros de Cruz Roja Española, Carmen Martín, señaló que las familias se encontraban en estado de shock, que han tenido que «enfrentarse a unas larguísimas horas de angustia y de dolor extremos hasta saber qué ha pasado con sus allegados». Durante esa espera, recibieron el apoyo de los sicólogos. «Les acompañamos en el desasosiego que genera la falta de información. Somos intermediarios y cada poco tiempo consultamos a los responsables para que nos den información nueva. Incluso el hecho de decir a los familiares que no hay nada nuevo, ya es darles información», explicó la sicóloga de emergencias Mónica Pereira, con amplia experencia en atender a afectados por catástrofes y accidentes. Aunque no estaba movilizada, la casualidad hizo que viajara a Galicia. Bomberos, técnicos de Adif, operarios de grúa y otros efectivos seguían ayer trabajando en el lugar del accidente. Sobre las 20.40, retiraron el séptimo vagón y el octavo, aunque en la vía seguían todavía dos vagones y la máquina del tren que estaban siendo examinados. GARA
Galicia estará de luto oficial durante los próximos siete días. Se trata del «mayor luto oficial de la historia» del país. El Gobierno del Estado español anunció asimismo tres días de luto oficial a través de un decreto de la Presidencia.