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Lakua prevé probar en las próximas autonómicas el voto electrónico

El Gobierno de Iñigo Urkullu contempla que en las próximas elecciones autonómicas, previstas para 2016, se puedan hacer «pruebas piloto o demostraciones con sistemas de votación y escrutinio electrónico». La posibilidad del voto electrónico se introdujo en la legislación autonómica en 1998, con un proyecto pionero que, sin embargo, nunca se ha llegado a probar en elecciones políticas. Hubo intentos para llevarlo a la práctica en los años 2002, 2005 y 2008.

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Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

El Gobierno de Lakua tiene previsto probar el sistema de voto electrónico en las próximas elecciones autonómicas. Anticipa que el coste de esta prueba piloto puede ser de entre 60.000 y 150.000 euros dependiendo del método que se elija y de la amplitud de la muestra que se quiera realizar.

La posibilidad de emplear el voto electrónico está contemplada en la Ley Electoral de la CAV desde 1998, pero ya entonces se decidió que su implantación no fuera inmediata, sino que quedara a lo que en el futuro pudiera disponer el Parlamento de Gasteiz. Desde la aprobación de la reforma electoral siendo Juan María Atutxa consejero de Interior, la oposición siempre vio con recelo este tipo de votación.

En aquel tiempo la CAV fue una de las comunidades más avanzadas en la materia, e incluso explicó su proyecto en paises latinoamericanos. Sin embargo, la concreción práctica siempre se ha retrasado. Hasta el punto de que en circunscripciones de Catalunya y Galicia ya se han hecho experiencias de voto electrónico, mientras que las iniciativas en la CAV se han circunscrito a la UPV y al Athletic.

«Pruebas piloto»

La documentación sobre el calendario legislativo remitida por el Gobierno de Urkullu al Parlamento de Gasteiz contempla la modificación de la Ley de Elecciones autonómicas, que el Ejecutivo espera aprobar y enviar a la Cámara en el primer semestre del próximo año.

Entre las incidencias que prevé la variación legal se contempla el coste que puede tener la realización de «pruebas piloto o demostraciones con sistemas de votación y escrutinio electrónico». El documento recoge que «el impacto económico» puede variar entre los 60.000 y los 150.000 euros, dependiendo del tipo de voto electrónico empleado y del número de mesas electorales en las que se efectúa la prueba.

Tras la aprobación de la posibilidad de emplear el voto electrónico en 1998, el Ejecutivo que entonces dirigía Juan José Ibarretxe pensó ponerlo en marcha en las elecciones de 2002. Sin embargo, la situación forzó un adelanto electoral a 2001. Tras este, no cejó en el empeño e incluyó una partida de 462.000 euros en el presupuesto de 2003 y anunció la intención de poner en marcha pruebas en 2005, aunque tampoco alcanzó el consenso preciso.

En 2008 volvió a hablarse del tema, pero también quedó en nada. El Ejecutivo de Urkullu retoma ahora un proyecto que comenzó José Antonio Ardanza.

pionera

La CAV fue pionera tanto en regular legalmente el voto electrónico como en patentar un sistema -Demotek- con el que llevarlo a cabo. Sin embargo, mientras otras comunidades ya han realizado experiencias piloto reales, en la CAV todavía no se ha dado ese paso.

Un sistema muy similar al de la papeleta tradicional

El Gobierno de Lakua cuenta con su propio sistema de voto electrónico patentado, llamado Demotek, que funciona de modo muy similar al voto tradicional con papeleta por cada candidatura. La diferencia estriba en que se pliega sobre sí misma, en lugar de introducirse en un sobre, y es escrutada automáticamente al pasar por la ranura de la urna, que está cubierta por una tapa dotada de un sistema de lectura automática de caracteres.

Cuando se pensó en esta fórmula de voto electrónico, se tuvo en cuenta la necesidad de que su empleo fuera lo más parecido posible al sistema de votación actual por papeletas, para evitar que su empleo pudiera desincentivar a los sectores de la población más alejados de las nuevas tecnologías. De esta forma, las papeletas previstas son como las actuales, diferenciadas por candidaturas. La innovación es que cada papeleta dispone de una franja que permite su recuento automático cuando se introduce en la urna.

El votante elige la papeleta que desea, y en lugar de introducirla en un sobre, la dobla sobre sí misma. A simple vista, no puede verse a qué candidatura corresponde. Sin embargo, el votante, a través de una luz ultraviolenta, puede comprobar que efectivamente la franja de lectura electrónica corresponde al voto que quiere emitir. Como en las elecciones actuales, se dirige al presidente y este, tras comprobar la validez de voto, introduce la papeleta en la urna. El recuento es automático pero solo se trasmite a la central una vez cerradas las urnas. I.I.

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