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El Gobierno imputa a un salafista los atentados contra la izquierda tunecina

Ante las protestas por la muerte de un segundo dirigente izquierdista en cinco meses, el Gobierno tunecino se ha visto obligado a adelantar la identificación del principal sospechoso, un salafista radical. Nada hace presagiar que la oposición antiislamista se dé por satisfecha.

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GARA | TUNISIA

El Gobierno de coalición tunecino, liderado por los islamistas de Nahda, acusó ayer oficialmente a un militante salafista de implicación en el atentado mortal la víspera contra el opositor de izquierda Mohamed Brahmi. «Los primeros elementos de la investigación muestran la implicación de Boubaker Hakim, un elemento salafista extremista», anunció el ministro de Interior, Lofti Ben Jeddou, quien añadió que el arma utilizada para matar de 14 tiros a Brahmi «es la misma que se utilizó para matar a Chokri Belaid», otro dirigente de la izquierda tunecina muerto en atentado en febrero pasado.

El anuncio, en plena jornada de huelga general en protesta por estas muertes, no satisfizo a la oposición. Nida Tounes, la formación heredera del viejo régimen, insistió en imputar al Ejecutivo la responsabilidad por la muerte de Brahmi. «Si este Gobierno hubiera desvelado la identidad de los que planearon y mataron a Chokri Belaid, no estaríamos así ahora», señaló Beji Caid Essebsi, líder de Nidaa Tounes, el partido que recogió el testigo del disuelto partido del derrocado dictador Zine El Abidine Ben Ali, el RCD.

Huelga general

La agencia France Press constató que las calles de la capital tunecina estaban desiertas con motivo de la huelga general convocada la víspera por la potente central sindical UGTT para protestar por la muerte de Brahmi. La huelga afectó además seriamente al tráfico aéreo.

UGTT alardeó de que la huelga general fue decidida de acuerdo con la patronal. En el interior del país era mayor la afección en el sector privado, sobre todo en Sidi Bouzid, cuna de la revuelta que acabó con el exilio de Ben Ali y ciudad natal del político muerto en atentado.

El diario ahora antigubernamental «La Presse» imputaba abiertamente el atentado «a los que no buscan sino conquistar el poder y mantenerlo», en clara referencia a Nahda, fuerza política islamista más votada en las elecciones celebradas tras la caída del sátrapa.

Por contra, analistas como Sami Brahem relacionaba estos atentados con un intento «de hacer descarrilar la transición democrática». Y no parece que los islamistas en el poder estén interesados en ello. Los salafistas puede. Los nostálgicos del viejo régimen, seguro. Entre unos y otros, Nahda.

pulso islamista

Miles de islamistas salieron a las calles de la capital para defender al Gobierno, liderado por Nahda, y para denunciar un previsible «golpe contra la democracia».

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