GARA > Idatzia > Iritzia> Hemeroteka

le monde | Editorial 2013/7/24 (Traducción: GARA)

Retorno a los años de plomo en Irak

Repetidos atentados y muertes a diario, una nación en el Oriente Medio que se desliza hacia la guerra civil, un Estado cada vez más debilitado, un país descomposición territorial. ¿Siria?

No, Iraq. Semana tras semana, Irak se acerca a una situación similar a la de su vecino del oeste. En julio, el número de muertes registradas cada día es aún mayor. Irak parece hundirse en una nueva guerra interna.

El día del 20 de julio da una idea. Ese sábado, día de la ruptura del Ramadán, cuando familias enteras se amontonaban en la calle, una ola de diez coches bomba siembran la devastación en Bagdad. Los muertos se cuentan por decenas y son cientos los heridos. Al día siguiente, nuevos ataques, esta vez contra las cárceles de la capital.

Diez años después de la invasión de los Estados Unidos, Irak, uno de los mayores productores de petróleo del mundo, está más desestabilizado que nunca. Dieciocho meses después de la retirada de las tropas de Estados Unidos, el país de unos 35 millones de habitantes sigue dividido. En el norte, la parte kurda de la población vive en paz en una región cada vez más independiente del gobierno central. En el resto del país, la guerra se está librando entre los árabes chiíes (mayoría) y suníes (minoría).

La intervención de EEUU en la primavera de 2003 derribó la dictadura de Saddam Hussein, que se basaba en la minoría suní. Las elecciones llevaron a los chiíes, siempre oprimidos, al poder. El gobierno es encabezado por el primer ministro chií Nuri al-Maliki.

Con el apoyo de Irán, el Señor Al-Maliki gobierna de una manmera sectaria: se esfuerza en marginar a los suníes en todos los órganos del Estado. Sus opositores lo acusan de comportamiento cada vez más dictatorial.

Las principales tribus suníes que se sienten discriminadas desde la intervención de EEUU, se han rebelado una vez más -como en el apogeo de la guerra civil que siguió a la invasión estadounidense-. Los más radicales del islamismo suní se beneficia: Al-Qaeda en Irak revive y multiplica los ataques contra las instituciones del Estado.

La guerra civil siria ha exacerbado el conflicto en Irak. Cercano a Teherán, Al-Maliki se ha alineado con el régimen de Bashar al-Assad en contra de la mayoría suní de Siria. Esta es apoyada por los grupos armados iraquíes, incluidos los yihadistas. De un país al otro la guerra se alimenta de la línea de fractura que atraviesa el Islam y desgarra el Oriente Medio en estos principios del siglo XXI.

Esto no exime a los Estados Unidos de una gran responsabilidad en la tragedia de Irak. Correspondía primeramente a los iraquíes librarse de la tiranía de Saddam Hussein. No a un poder externo cuya intervención masiva y brutal ha destrozado una identidad nacional iraquí reciente y frágil.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo