donostiako klasika
Tony Gallopin escapó a casi todas las lógicas y tácticas previas
El francés Tony Gallopin escapó a casi todas las lógicas previas que preveían una cerrada lucha entre los corredores más fuertes del Tour para, con un espectacular ataque en Arkale, dejar en nada las tácticas de Movistar, Saxo y Euskaltel y conseguir, a sus 25 años, su mayor triunfo.
Jon ORMAZABAL
El compañero de Haimar Zubeldia y Markel Irizar en el Radioshack volvió a demostrar que el ciclismo también es un deporte de momentos y echó por tierra todos los movimientos tácticos y las lógicas previas para conseguir presentarse solo en el Boulevard con tiempo para saborear la mayor victoria de su carrera profesional. De hecho, el único axioma apriorístico que cumplió el ciclista francés fue que la Clásica de Donostia 2013 parecía diseñada para que un corredor llegado del recién finalizado Tour acabara impondiendo su golpe de pedal. De todos modos, su presencia en la ronda gala no pasó de discreta, siendo únicamente protagonista en la escapada de 26 corredores que se formó camino a Gap, donde Rui Costa sumó su segunda etapa.
Y es que, no solo Gallopin no entraba en la mayoría de las quinielas de los expertos -sí en la de Markel Irirzar-, sino que la forma en la que se presentó en la meta del Boulevard también fue inesperada. Porque se podía esperar que, una vez metido en el grupo de los elegidos, el francés confiara en su punta de velocidad, la que le permitió conseguir, en 2010, su primer triunfo al sprint en la Vuelta a Luxemburgo, pero el ciclista de Radioshack aprovechó el instante en el que el grupo cabecero se estaba recomponiendo tras el segundo descenso de Jaizkibel para atacar en las primeras rampas de Arkale y adquirir una renta que fue irrecuperable para sus perseguidores, por mucho que Saxo -Kreuziger y Roche- y Euskaltel -Landa y Nieve- dispusieran de dos representantes.
Con una alegre cadencia de pedaleo, Gallopin coronó la última ascensión de la jornada con una renta de 15 segundos que parecía accesible para el quinteto de atrás, pero entre que el de Radioshack no cejó en su empeño, que comenzó a llover en la bajada y que nadie parecía dispuesto del todo a hacer el trabajo sucio para que Valverde les batiera en el sprint del Boulevard, el ciclista francés consiguió estabilizar la renta en unos golosísimos 25 segundos que le permitieron disfrutar de la parte final del recorrido, por mucho que fuera una lucha desigual en número ante un grupo.
Movistar agitó en Jaizkibel
Pero si Arkale significó la selección entre los elegidos, la gran criba llego unos pocos kilómetros antes, en el segundo paso por Jaizkibel, en el que Movistar apostó todas sus cartas a la opción de Alejandro Valverde, para lo que sacrificó al colombiano Nairo Quintana.
Como es habitual en esta prueba, hubo una larga escapada más o menos consentida de inicio que animó la primera mitad del día, al formarse un grupo que comandaron el Caja Rural Aramendia, Kaisen (Lotto), Wackerman (Lampre) y Kricek (Cannondale), quienes superaron en sus mejores momentos los diez minutos de ventaja.
El vasco se quedó en las primeras rampas de la primera ascensión de Jaizkibel, mientras que por detrás Movistar había asumido el control de la carrera, su trabajo comenzaba a dar sus frutos y el fin de la escapada estaba ya cantado.
El siempre combativo Chavanel escapó al control del pelotón y trató de tomar la cabeza de carrera, formando otro grupito intermedio que, no obstante, estaba predestinado al fracaso, porque Movistar parecía tener muy claro que el segundo paso por Jaizkibel era el punto escogido para agitar el árbol.
Tras el trabajo de Castroviejo, Nairo Quintana no puso reparos a trabajar en favor de Alejandro Valverde y marcó un fuerte ritmo de ascensión que por un momento hasta dejó a los dos pupilos de José Luis Arrieta al frente de la carrera, con algunos corredores que quedaban por delante de un intento previo.
Jaizkibel terminó por romper el pelotón, pero Movistar encontró respuesta, como en el Tour, por parte de Saxo, con Kreuziger y Roche. De hecho, el checo aprovechó el desfallecimiento de Quintana para pasar por la cima con una pequeña renta sobre el que a la postre sería el gruppetto de escogidos, a los que se habían sumado el finalmente ganador y Nieve.
Como en la ronda francesa, Euskaltel tuvo una actuación destacada, con hasta tres ciclistas en la pomada tras la última criba -Nieve, Landa y Astarloza-, pero Gallopin también sorprendió a los de naranja.
«Ohore bat da niretzat Donostiako Klasika hau irabaztea. Mila esker euskal zale guztiei!!!» Como Andy Schleck tras la primera etapa de los Pirineos en el Tour, su compañero de equipo Tony Gallopin escogió el euskara para escribir el primer twit en su cuenta personal tras su gran victoria en Donostia. Como en la ronda gala, el artífice de todo fue su compañero Markel Irizar, que ya en la línea de salida había apuntado al ciclista francés como uno de sus favoritos al triunfo final.
«Conocía todo bien porque ayer -por el viernes- Markel se tiró por lo menos 30 minutos explicando todo el recorrido. Durante la cena nos pidió a todos que, si teníamos que ponernos la txapela de campeón, lo hiciéramos como lo hacen los vascos», explicó Gallopin en la rueda de prensa. En línea de meta, el oñatiarra se mostró mucho más efusivo que el propio ganador y en la carpa de meta protagonizó una curiosa escena que fue captada por las cámaras. «¡Ponte la txapela Gallopin, que no te vas a olvidar de Euskadi!» le gritó. Con Tony Gallopin -director del equipo y tío del ganador- como testigo, ambos terminaron haciéndose una foto con Zubeldia, eso sí, con la txapela bien puesta.
En cuanto a la carrera, Gallopin destacó que «nos hemos quedado 10 corredores y veía que todos estábamos en forma, pero cuando he visto que nadie lo intentaba he decidido probarlo yo».
58º en el pasado Tour, Gallopin reconoció que el triunfo tiene efectos terapéuticos. «La victoria me resarce de toda la mala suerte de este año, no solo del Tour, sino de las enfermedades que he ido pasando y de no encontrar la situación física adecuada. Estoy muy contento, sin duda», agregó el ciclista francés. J.O.
El británico Christopher Froome (Sky) sigue en forma tras su victoria en el Tour de Francia, y se impuso ayer en el criterium belga de Sint Niklaas, tras superar al sprint a su compañero de escapada, el catalán Joaquím Purito Rodríguez (Katusha).
A pesar de la ausencia de Samuel Sánchez, el equipo naranja volvió a mostrarse combativo, con hasta 3 corredores -Nieve, Landa y Astarloza- en el último corte, pero la victoria volvió a escapárseles. Astarloza reconoció que les han dicho que la de ayer pudo ser la última Klasika del equipo.
La escuadra navarra aceptó el papel de favorito desde el inicio, en Jaizkibel se lo jugó todo a la carta de Valverde, sacrificando a Quintana, pero el murciano se quedó con el segundo puesto, tras ser el más rápido en el sprint del grupo.
Metiéndose en la escapada más larga del día, Aramendia dio presencia al equipo navarro en la primera parte de la etapa. David Arroyo fue el mejor en meta, en el puesto 25, a más de dos minutos y medio del vencedor.
El madrileño fue el que primero se descolgó de los ciclistas que venían de luchar el Tour y confirmó que no tiene intención de disputar la Vuelta a España.