El papa Francisco defiende la laicidad del Estado y el diálogo como herramienta
El papa Francisco, de visita en Brasil, defendió ayer la laicidad del Estado, aunque le pidió que respete y potencie el «factor religioso», y abogó por «rehabilitar» la política a través de un diálogo «sin prejuicios».
GARA | RÍO DE JANEIRO
El papa Francisco se dio ayer un nuevo baño de masas en Río de Janeiro, donde se reunió con la clase dirigente del país.
En su alocución, defendió la laicidad del Estado, aunque, al mismo tiempo, le instó a que «sin asumir como propia ninguna posición confesional, respete y valore la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones».
Desde su llegada a Brasil para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, ha tocado todos los temas.
Durante una visita a una favela de Río de Janeiro, reclamó una actitud más humilde y solidaria hacia los pobres. Criticó la corrupción y alentó a los jóvenes a rebelarse contra la injusticia. Emplazó a los dirigentes a que sean «responsables», a que «rehabiliten la política» y piensen las consecuencias de sus decisiones ante los «gritos que piden justicia».
Remarcó también que el futuro exige «una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza» de forma que «a nadie le falte lo necesario y se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad».
En su homilía de ayer, pidió que se elija la opción del «diálogo constructivo entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta». Animó a un diálogo «sin prejuicios» entre «la cultura popular, universitaria, juvenil, artística y tecnológica, económica, de la familia y de los medios de comunicación» y apostó por una democracia «que no se limite a quedarse cerrada en la pura lógica de la representación de los intereses establecidos».
Pero pese a su magnetismo, muchos fieles en América Latina y el resto del mundo están abandonando la Iglesia católica debido al secularismo, a la competencia de otras religiones y a los escándalos financieros y sexuales que han sacudido a la institución. En Brasil, el número de católicos ha disminuido notablemente en las últimas décadas, debido en parte al éxodo de la población rural a las grandes ciudades y a la penetración, cada vez mayor, de la Iglesia evangélica. Los fieles católicos representan el 57% de la población, frente al 75% de hace dos décadas y al 90% de 1910.
Según analistas, el Vaticano espera que la visita de Francisco le dé un empujón en América Latina, pero no está claro cuánto durará ese impulso.