Dentro de la marcha contra el TAV que atraviesa barrios y pueblos desde el jueves y que terminará en Donostia este 1 de agosto, dos personas subieron ayer a una grúa de las obras de Andoain para colocar una gran pancarta que dice «TAV stop AHT». Además, hicieron concentraciones en los puentes de la autovía, todo ello para remarcar las consecuencias ecológicas de este proyecto, así como el desatino económico y social. Los impulsores de la protesta aseguran que en Euskal Herria se pueden terminar gastando 10.000 millones de euros en el TAV, mientras se suceden duros recortes en sectores sociales. Reivindicaron que hace falta una profunda reflexión.

Cuarenta personas pedalean día tras día en esta ruta que comenzó en Altsasu. Cada jornada se suma gente nueva. Participantes de Mugitu, organizadora de esta iniciativa, quisieron denunciar que el sábado dos chicas que iban a adherirse a la marcha no pudieron llegar debido a que les fue imposible viajar desde Gasteiz en transporte público con sus bicicletas. Contaron que en el autobús no había sitio para las bicis, ni en el tren tampoco, y que las chicas llamaron al movimiento Mugitu para expresar su frustración.

La marcha despertó ayer en Zerain, en el hermoso barrio Barbarin. Sus vecinos les informaron sobre el proyecto de línea alta tensión que llegaría desde Deikaztelu y se situaría muy cerca de la población. En muchos municipios se han hecho consultas y en la mayoría se ha rechazado este proyecto, además del contundente rechazo de los ayuntamientos que se verán afectados.

De allí fueron a Legorreta y a Tolosa, donde observaron las obras del TAV. Tomaron el hamaiketako en la plaza de Alegia y comieron en el gaztetxe de Anoeta. Luego hubo una charla de Juantxo Estebaranz sobre los movimientos populares, y después tenían concierto con las hermanas cubanas Las Dos D.