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Raimundo Fitero

Chocolate

 

Embadurnar a una concursante de «Campamento de verano» con chocolate mientras lleva puesto solamente un escueto bikini y desde el plató incitar al resto de concursantes masculinos a ayudarle a limpiarse, incluso a lametazos, no parece una buena manera de fomentar el respeto hacia las concursantes. La tal Noemí pilló un rebote de mucha consideración porque se sintió utilizada, ultrajada, como si tuviera que dejarse manosear por todos o ser «la chica porno» del programa, como ella misma acusó, además de denunciar que había estado no tres días a pan y agua, sino cuatro, por un exceso de rigidez en el cumplimiento de alguna sanción que ponen a los ahora llamados exploradores que son tratados con actitud infantiloide.

Cuando la bronca fue subiendo de tono, cuando la queja de la concursante elevaba el tiro, señalaba con el dedo, desde el plató, el mismo cuerpo con voz llamado Joaquín Prats, que había incitado a la escena de captación de audiencias, reculó y utilizó toda su poca vergüenza para intentar quedar bien y dejar a la concursante como una histérica. Y el linchamiento de los tertulianos, ese engranaje que convierte el asunto en mísero, funcionó al unísono. Es decir, se les va de las manos, están absolutamente buscando el morbo de la manera que sea, forzando todas las situaciones para lograr mejorar sus magras audiencias. Sacan a ex novios de los concursantes para meter asuntos guarros y es un muestrario de lo más impresentable del género.

Tan impresentable como el tratamiento de TVE al asunto de Gibraltar, al del pederasta excarcelado por Mohamed VI, del que ahora se duda hasta de su identidad, asuntos a los que se están intentando echar chocolate caliente, frío o tibio sobre todo para que se despiste la mirada. Los chicos de la banda que dirige Rajoy están desmelenados. No saben dónde meterse a pisar más charcos. Pero el asunto de Gibraltar es un recurso muy antiguo para mantener los sentimientos más rancios del españolismo más cavernícola en estado de alerta. El lenguaje del ministro de Exteriores es franquista, y le sale orgánico, medular. Lo más alejado del hábito diplomático. Pero le dan portada en los diarios del régimen.