Cuando gran parte de la atención mediática en Colombia estaba centrada en la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, el presidente Juan Manuel Santos anunció junto al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, la renovación total de la cúpula militar y policial. Aunque en su comparecencia afirmó que se trata de una «renovación natural del liderazgo» en las Fuerzas Armadas, analistas colombianos coincidieron en que estos cambios están ligados con los diálogos que se desarrollan en La Habana con las FARC-EP y van en consonancia con la estrategia de Santos de hablar con la guerrilla y, al mismo tiempo, mantener la ofensiva militar mientras no se firme un acuerdo para la terminación del conflicto.

Entre las salidas más significativas está la del comandante del Ejército, Sergio Mantilla, que a sus 52 años pasará a retiro. Su destitución podría estar relacionada con su oposición a los diálogos. Según «Semana.com», durante un consejo de estado celebrado en Bucaramanga hace dos semanas mantuvo una agria discusión con el ministro de Defensa, a quien, al parecer, insultó. Este incidente habría sido el detonante para acelerar la renovación militar, un paso que se esperaba para noviembre próximo, fecha para cual Santos quiere tener definido el rumbo de las conversaciones con la guerrilla.

Pinzón se apresuró a desmentir tales especulaciones en declaraciones a Blu Radio. «Nunca manifestó una posición en contra del proceso y eso que yo hablaba bastante con ellos». Negó también que Mantilla le haya faltado al respeto en algún momento, aunque reconoció que «son hombres de mucho carácter y bien saben que quien les habla también lo tiene a la hora de cumplir con el deber».

En una reciente entrevista con el rotativo colombiano «El Tiempo», en el marco del 194 aniversario del Ejército, Mantilla sostuvo que «las FARC terminarán siendo irrelevantes» y que «la guerra se acabará por las buenas o por las malas. Todas las guerras se acaban algún día y esta efectivamente se va a terminar, ahora o en unos pocos años».

Aseguró que «están desmoralizadas» y que «en dos o tres años perderán la guerra porque estratégicamente la tienen perdida». «Nosotros cada día tenemos que hacer más esfuerzos para llegar a zonas recónditas donde se encuentran, porque están aisladas y cada día tenemos más y mejores resultados. Reemplazan los hombres que pierden con niños. Veo un panorama gris para las FARC», dijo.

En una rueda de prensa convocada el pasado sábado en el Palacio de Convenciones de la capital cubana al objeto de responder al general Mantilla, el jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, advirtió de que este tipo de expresiones «no ayudan ni contribuyen a los esfuerzos que debemos hacer todos por la paz en Colombia».

«Los vaticinios del adivino -en alusión a Mantilla- se parecen a los de hace medio siglo, cuando atacando a Marquetalia calcularon que en tres semanas acabarían con las guerrillas de Manuel Marulanda; pero las decenas de generales que lo enfrentaron durante 44 años nunca pudieron derrotarlo. El ministro de Defensa del Gobierno de Gaviria, Rafael Pardo, también dijo que exterminarían a las FARC en 18 meses, y nada. Luego, la ministra de Defensa de Uribe, Martha Lucía Ramírez, aseguró que lograría ese propósito en 90 días», recordó.

Aunque Mantilla sale de escena, Santos ha confiado la Comandancia de las Fuerzas Militares, el máximo cargo que puede ostentar un militar, a Leonardo Barrero, una persona muy cercada al general en retiro que acumula más de 35 años de vida militar, destinado principalmente en el suroccidente colombiano, donde el conflicto armado ha tenido su máxima expresión durante estos años. Actualmente dirigía el Comando Conjunto del Suroccidente.

En opinión de Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos , es muy significativo que «el cambio se haya producido cuando llegaron de La Habana los negociadores, en particular Sergio Jaramillo, que antes de ser comisionado para Paz fue alto asesor para la Seguridad Nacional y es quien tiene una gran influencia en el Jefe de Estado».

Para el analista León Valencia, este relevo es «positivo» porque los nuevos generales «son más proactivos en temas de paz».

Si bien Santos se ha desprendido de una cúpula definida como «guerrerista», el tiempo dirá si los nuevos mandos se encaminan hacia una etapa posconflicto como apuntaban desde Colombia o desempeñan un papel de transición.