En el precario campamento falta de todo, pero ofrece al menos la tranquilidad que ya no existe en la tierra de la que huyen. Es un respiro muy necesario para miles de personas.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) informó ayer de que su personal en un cruce de la frontera entre Siria e Irak está siendo testigo de lo que parece ser «una marea de personas» que cruzan hacia el territorio iraquí, en un éxodo continuado desde hace al menos tres días.

Sólo desde el viernes, cuando el organismo dio cuenta por primera vez de este desplazamiento de ciudadanos con papeles sirios hacia Irak, se calcula que más de 20.000 personas han atravesado la frontera procedentes del norte de Siria, o sea, de Kurdistán Oeste, donde los combates se han intensificado.

Las autoridades del cruce fronterizo de Sahela informaron de que más de 5.000 sirios llegaron ayer y que muchos otros se dirigen hacia la frontera, según información proporcionada por la representante del ACNUR en Irak, Claire Bourgeois. Agregó que un éxodo parecido de sirios hacia Irak no se había visto desde que estalló el conflicto armado en Siria hace veintiocho meses.

Muchos refugiados recién llegados han señalado que han escapado de zonas donde se producen enfrentamientos entre varios grupos armados, como en Efrin, Alepo, Hasake y Qamishly.

Los datos llegados desde Irak indican que el sábado 10.000 sirios entraron a Irak, cruzando el río Tigris, por el puente Peshkhabour. Antes de este flujo imprevisto de personas, Irak ya acogía a 154.000 sirios, que se encontraban en este país en condición de refugiados. Ellos son parte de un total de 1,9 millones de refugiados sirios que se encuentran en los países fronterizos y otros de la región.

«No es solo la guerra, el saqueo continuo... No encontrábamos nada que comer, por lo que decidimos venir aquí», señalaba en Quru Gusik Albulkarim Brendar, que ha caminado en compañía de sus cinco hijos.

«La guerra ha traído decapitaciones y asesinatos y ya no hay trabajo en ningún lado. La situación económica se deterioró y ahora todo está carísimo», explicaba Fadel Abdullah. Sus palabras son confirmadas por Ahmed, cuya esposa sujeta entre sus brazos un bebé de tres semanas: «No había nada de comida en el mercado, y lo que había era carísimo, desde el pan hasta el gas, y todo el mundo se quedaba sin trabajo. Decidimos huir para no morirnos de hambre».

Combates en Ras al Ain

Estas familias se vieron atrapadas en los combates que libran las fuerzas kurdas del lugar con organizaciones yihadistas. Según las últimas informaciones, al menos diecisiete personas han fallecido en la localidad fronteriza de Ras al Ain, en Al Hasaka, provincia kurda bajo control teórico sirio, en un ataque atribuido a Al Qaeda.