Carlos GIL | Analista cultural
Jubilación
Se puede jubilar un artista? ¿Se debe jubilar un artista? En el orden laboral, tiene derecho, por lo tanto a quien quiera y pueda, se lo merece. En el orden cultural, entendiendo esto como un espacio ideal en el que el individuo pueda funcionar sin entorno, sería bueno que ningún artista se jubilara por cuestiones administrativas, sino por voluntad propia, imposibilidad de seguir manteniendo un nivel creativo adecuado, asunto que puede llegar a los veintisiete años, o por incapacidad.
La jubilación de alguien dedicado toda su vida laboral a las artes literarias, visuales, escénicas o musicales debe entenderse como la entrada en un estado de mayor libertad. Liberado de todo aquello que le puede despistar de su misión final, es el momento de hacer aquello que siempre soñó. Para algunos llegar a esa fecha que marca la frontera puede ser una anécdota para mantener la continuidad con su trabajo de décadas, lo único que podrá estar menos pendiente del encargo, la publicación, el estreno o los derechos de autor si es que tiene una jubilación que sea una garantía mínima de subsistencia.
Puede sonar a retórica decadente, pero hay un día en que no se está para la producción literaria, para las giras, para los ensayos y rodajes intempestivos, ni se tiene la misma agilidad en las manos para tocar el violín, ni en el cuerpo para bailar y son muchos los artistas que no tienen cotizado lo suficiente como para que les quede una jubilación para vivir con dignidad. Es un asunto que sufren unos individuos pero que debería afectar a toda la sociedad, porque son sus artistas, algunos muy queridos, los que están padeciendo estas penurias injustas.