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La legión cóndor y la colaboración militar hispano-alemana

El centro cívico de La Bolsa, en Bilbo, acoge hasta el 29 de este mes «La destrucción de Gernika por la Legión Cóndor», una exposición intinerante que analiza la historia de la colaboración entre la industria armamentística alemana y el Estado español, entente que se remonta a la Guerra del Rif, a principios del siglo XX.

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Alvaro HILARIO

El centro cívico de la Bolsa (Pelota 10, Bilbo) alberga hasta el 29 de agosto «La destrucción de Gernika por la Legión Cóndor. Pasado y presente de un crimen nazi en la guerra del 36/37», una exposición itinerante que tiene como objetivo el análisis de la colaboración entre los Estados alemán y español y la industria armamentística del primero de ellos. Una colaboración que, en contra de la creencia generalizada, no comenzó con la llegada de la Legión Cóndor a la Península Ibérica en 1936.

La muestra informa también sobre la política militarista alemana antes y después del periodo nazi; esto es, tanto durante la República de Weimar (1919-1933) como en tiempos de la República Federal Alemana surgida tras la derrota del III Reich.

Organizada por los colectivos Lau Haizeetara Gogoan y Baskale Elkartea (asociación socio-cultural vasco-alemana), ha contado con el apoyo del Ayuntamiento de Gernika y la colaboración de Gernika Batzordea, Durango 1936 Kultur Elkartea y Sare Antifaxista. Después de su paso por Gernika y Bilbo, la exposición visitará localidades como Elgeta, Donostia, Laudio y Urduña en los próximos meses. Klaus Armbruster, miembro de Baskale Elkartea, nos cuenta los pormenores de esta iniciativa de tintes memorialistas y antifascistas que descubre aspectos de especial relevancia en la historia de Europa y desconocidos hasta muy recientes fechas.

De Bilbo a Hannover

El origen de la iniciativa hay que buscarlo en un viaje a Alemania organizado por Baskale Elkartea y Sare Antifaxista. «En septiembre del año pasado organizamos una brigada a Alemania, un viaje de una semana -explica-. En el curso de la misma visitamos una serie de lugares relacionados con la memoria histórica, lugares como campos de concentración, monumentos... Así, entramos en contacto con diferentes personas y colectivos que trabajan el tema de la memoria y el antifascismo; de ese modo conocimos a la gente del Grupo de Trabajo Historia Regional (Arbeitskreis Regionalgeschichte)», relata Klaus Armbruster.

El grupo, formado por historiadores de la zona de Hannover, se creó con el fin de investigar hechos relativos a la historia bélica alemana ocultos por el secretismo del Ejército y Estado alemanes, labor emprendida hace 25 años. De hecho, la exposición y el folleto que nos ocupan en este reportaje son resultado de las investigaciones del Grupo de Trabajo. Estos propusieron a nuestros brigadistas editar los materiales en Euskal Herria, algo a lo que accedieron en la confianza de que podían ser útiles para un mejor conocimiento de nuestra historia reciente. Lau Haizeetara Gogoan lo explica en el prólogo a la edición vasca del folleto: «Efectivamente, conocemos muchos aspectos de esta historia, pero todavía quedan lagunas. Por ejemplo, desconocemos el papel que jugaban los militares alemanes en la Guerra del Rif, ayudando a la fuerza colonial española en sus últimos momentos. Esto ocurrió casi veinte años antes de que destruyeran los pueblos de Bizkaia desde el aire».

A pesar de que según las condiciones impuestas por las potencias vencedoras a Alemania tras su derrota en la Primera Guerra Mundial esta tenía prohibido su rearme, militares y empresarios se emplearon en esta tarea rápidamente, siempre apoyados por los diferentes gobiernos de la República de Weimar. En este contexto se reanuda la colaboración hispano-alemana en materia de armamento que dio sus primeros pasos en la referida Primera Guerra Mundial: «Los historiadores de Hannover investigaron, entre otros temas, el desempeño de la Legión Cóndor en la Guerra de 1936-1939, y Gernika formaba parte de esta investigación. Una de las derivaciones, muy importante a mi juicio, es la investigación referida a la colaboración militar entre España y Alemania, colaboración que no comienza con el envío de aviones para bombardear ciudades aquí. En los años de la guerra colonial en Marruecos, los alemanes facilitaron gas venenoso, gas mostaza, al ejército español para utilizarlo contra los cabileños en la guerra del Rif, guerra que el ejército español consiguió ganar gracias a esta ayuda alemana. Para nosotros es un punto importante. No tiene que ver con la Legión Cóndor, es la política militarista de la República de Weimar», nos explica Klaus Armbruster.

Desde 1921, en los ataques contra las tropas del líder rebelde Abd el-Krim el ejército español utilizó fosgeno, difosgeno, cloropicrina y gas mostaza de forma indiscriminada. La población civil, los zocos y los ríos fueron objetivos preferentes. A partir de 1924, el gas mostaza fue esparcido desde aviones por primera vez. El gas utilizado en dichos ataques fue producido por la Fábrica Nacional de Productos Químicos, en La Marañosa, cerca de Madrid; esta planta se construyó con una asistencia significativa de Alemania. Los efectos de las armas químicas perduran todavía entre la población del Rif.

Wunstorf y la Legión Cóndor

La localidad de Wunstorf, a 22 kilómetros de Hannover, en la Baja Sajonia, es el punto por el que continúa esta historia. «En Wunstorf hay unas instalaciones alemanas cuyo origen es ilegal: es una base aérea revestida con la apariencia de una instalación civil para eludir las prohibiciones de rearme impuestas a Alemania. En Wunstorf tenían la capacidad de transformar los aviones civiles en militares. De allí procedían los aviones junkers (Ju 52) con los que se bombardearon tantas y tantas poblaciones vascas y, más adelante, europeas», señala .

Las investigaciones del Grupo de Trabajo, comenzadas en 1987, apuntaban sin ningún género de dudas a la relación entre los junkers, la Legión Cóndor y el bombardeo de Gernika, algo que los diferentes gobiernos alemanes habidos en la segunda mitad del siglo XX siempre habían negado: «Sin embargo gracias al trabajo de estos historiadores en diferentes archivos militares fueron, poco a poco, apareciendo pruebas de esa relación, pruebas, conexiones, confirmadas con posterioridad por diferentes historiadores militares».

La exposición aborda otros aspectos que van desde la conceptualización alemana de la guerra española como banco de pruebas para sus nuevas armas a los crímenes de guerra contra la población civil y a la manipulación propagandística para ocultarlos.

Enseñanzas de la guerra

A pesar del tiempo transcurrido, la base aérea de Wunstorf sigue siendo un motivo para la polémica; sigue recordándonos que la connivencia entre gobiernos y empresarios del sector armamentístico existe y que las supuestas democracias occidentales no lo son tanto. «Por parte de Alemania nunca ha habido reconocimiento oficial de la participación de militares alemanes en el bombardeo de Gernika, la disculpa de un ex presidente alemán (Roman Herzog, en 1997) no sirve para nada. No es significativo. Estamos acostumbrado a ello. De la misma manera, ningún gobierno español ha reconocido lo sucedido en la época fascista», recuerda.

«Por otro lado -continúa Armbruster-, en Hannover, en la base de la que estamos hablando, existe un museo de aviones junkers, los que se utilizaron para los bombardeos. En los años 50, después de la guerra, fue escenario de reuniones de grupos tradicionalistas nazis, de ex miembros de la Legión Cóndor que tenía su base allí. Pero hasta hoy, no hay nada allí que recuerde la participación de la Legión Cóndor en la guerra de 1936. No es casualidad: aunque aquí se piense que en Alemania se llevó a cabo una política sistemática para erradicar y castigar el nazismo -el proceso de Nüremberg- hay que recordar que, incluso hasta ya entrados en los 70, hubo tres presidentes alemanes de pasado nazi, así como cancilleres y demás, sin que sucediera nada. Los militares que reconstruyeron las estructuras militares de la RFA en los años 50, eran nazis en su gran mayoría».

Gernika, Rif, Wunstorf, una exposición y un panfleto en euskara y castellano: historia para no olvidar y para que no nos olviden.

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