Una vez mostrada mi incredulidad, viene una extraña sensación, también alimentada por la ignorancia. Se nos asegura, -¡qué casualidad!- en ambos casos, que son tribus que voluntariamente quieren permanecer en su estado natural, salvaje por decirlo de algún modo. En ambos casos, son nómadas, y aparece un grupo con casi el mismo pelo, actitud, vestuario, es un decir, y elementos de caza en la mano. Y me pregunto, ¿cómo saben qué quieren vivir en ese estado? ¿Quién lo ha dicho? ¿Conocen lo que hay al otro lado de la cámara? Porque en una de las noticias, exactamente la de la tribu peruana, se nos indica que salieron a dejarse ver de lejos para protestar por «la tala de árboles, la extracción de petróleo y el tráfico de drogas». ¿Tanta conciencia tienen de lo que sucede en ese territorio como para hacer acciones de agitación y propaganda? Ya ha sucedido en tiempos recientes de que nos han vendido noticias de esta índole y se ha demostrado al poco que todo era un montaje. En alguna ocasión un montaje con muy buenas intenciones. En otros, una simple manipulación, para desviar la atención y seguir las multinacionales metiendo sus zarpas en los territorios más o menos libres todavía existentes. Y con un único fin: hacer negocio sin importarles nada. Conocí a una mujer de origen indígena, que hablaba varios idiomas de la zona y que trabajaba como mediadora entre las grandes petroleras y los indígenas. Me dio la impresión de que su misión era convencerles de que cedieran sus tierras, su forma de vida a cambio de una compensación económica de miseria.