NARRATIVA
Albert Cossery en primera persona
Iñaki URDANIBIA
Estamos, vaya por delante, ante un magnífico acercamiento al universal escritor egipcio-francés, a quien el actor, realizador cinematográfico y escritor búlgaro Michel Miran ( 1930-1996) entrevistó durante varios días , con certeras preguntas y sabiendo donde pisaba, prestando la voz a este ser que llevó a cabo -en palabras de uno de sus personajes- la «revolución por su cuenta». Conoceremos de primera mano los avatares existenciales de este tranquilo, y paciente observador del mundo, quien con aires libertarios y socarrones nos planta en medio de una pléyade de perdedores, de seres castigados por Dios, que viene a ser la sociedad. Una sociedad que se olvida de ellos, de quienes no tienen con qué vivir y han de prostituirse o recurrir a otros medios nada ejemplares para subsistir y para ayudar a hacerlo a sus familiares.
Albert Cossery ( 1913-2008) se trasladó desde su Cairo natal a París en 1945, en donde falleció; ya antes había vivido intensamente, a veces de modo arriesgado, suficientes peripecias como para tener un amplio almacén de historias y escenas que narrar. Había frecuentado los barrios pobres de su ciudad y en la segunda guerra había estado embarcado en una nave que trasladaba al otro lado del Atlántico a quienes huían de la «peste parda».
En la ciudad del Sena, instalado en un hotel del que justo salía para, como un avezado estático flâneur, sentado en la terraza de alguna cafetería mirar el paso de los transeúntes y los variopintos personajes que pululan por los centros urbanos. Sin abandonar su tierra natal, pues ésta continuó en su corazón, Cossery optó por escribir en francés, si bien su vocación literaria no le brotó en París, sino que como él mismo aclara, le venía desde la niñez pues ya a los diez años escribió alguna novela y algunas, ya maduras, las tenía listas antes de haber cumplido veinte años.
En este libro, cuyas entrevistas estaban pensadas de cara a un reportaje cinematográfico, Albert Cossery nos habla de su vida, de su concepción de la escritura, además de que da las claves para comprender su quehacer plasmado en su libros.
Conocemos así a este anarquista desenvuelto que oponía al orden establecido la desobediencia y la pereza (hacía gala de no haber trabajado nunca, si se exceptúan sus ocho libros a lo largo de sesenta años) y mostraba un desprecio abierto a la hipocresía, sospechando del tan cacareado progreso material, burlándose de la impostura burguesa y de las bufonadas del mundo.
Nos entrega las vidas de una abigarrada multitud de prostitutas, saltimbanquis, mendigos, permaneciendo siempre cairota a pesar de estar asomado a los paisajes germanoprantines de Saint-Germain des Près.
Sus protagonistas (ejemplar Gohar, el de «Mendigos y orgullosos», editado también por la misma editorial que este libro) viven cerca del burdel y del hachís, pero lo hacen con un hondo sentido aristocrático, con dignidad señorial...Y todo ello nos es presentado por Cossery con humor, desmesura y farsa, que son los elementos constitutivos de su obra. Las extensas citas de algunos de sus libros que salpican la entrevista ayudan de manera explícita a un mayor acercamiento al personaje y al centro de gravedad de su obra.
En este recomendable libro, el escritor nos cuenta todo esto sin ningún tipo de ambages, al tiempo que nos explica que «un gran libro te da un poder extraordinario. Puede usted ser pobre, miserable, estar enfermo, desesperado... la lectura de una gran obra maestra le hace olvidar esto».
En el caso de este autor, elogiado por colegas de profesión como Henry Miller o Lawrence Durrell, se cumple lo que él mismo afirmaba: nos hace penetrar en otras vidas, atrapándonos con una prosa cautivadora y unas historias que no lo son menos.