segunda | Derrota azulgrana en Ipurua
Tres penaltis dan al Eibar un baño de dolorosa realidad
Los armeros dieron la cara durante una hora, pero acabaron hincando la rodilla.
EIBAR 0
GIRONA 3
Amaia U. LASAGABASTER
Una semana le ha durado al Eibar el alegrón. Tras su estreno victorioso en Jaén, el conjunto azulgrana también ha encajado ya su primera derrota. Mantiene la honra, o debería, pese a lo abultado del marcador, pero se quedó sin barcos en un doloroso baño de realidad. Porque el equipo de Gaizka Garitano tuteó, e incluso superó por momentos, a su rival durante la primera media hora, pero el Girona supo esperar, y forzar, su oportunidad. Y cuando llegó, no hubo clemencia.
Hasta que llegó el primer penalti, a la hora de partido, el choque volvió a dar la razón al míster armero. Su equipo, pese al cambio de nombres -aunque en el once volvió a alinear a siete de los artífices del ascenso, 14 en el total de la convocatoria-, sigue siendo el mismo del año pasado. Trabajador, disciplinado, generoso en el esfuerzo..., humilde en la mejor acepción del término, y al mismo tiempo ambicioso y mandón. Pero, en eso también acierta Garitano, los rivales no son los mismos a los que, en su mayoría, tan claramente superó el año pasado.
Menos aún el Girona, que aspira a repetir o incluso mejorar, una campaña en la que peleó por el ascenso a Primera. Y lo demostró con la calidad de sus jugadores, pero también con su manejo del partido. Sin perderle nunca la cara, supo sufrir cuando le tocó, que lo hizo, apretar cuando le llegó el turno y, sobre todo, supo sentenciar.
Aún así, la historia podría haber sido diferente si el Eibar hubiera estado más acertado en un primer tiempo en el que las mejores ocasiones fueron suyas. Sobre todo con las entradas por banda, en las que Yuri-Morales y, especialmente, Bóveda-Eizmendi se entendieron de miedo. El Girona se conformó hasta el descanso con frenar las ansias azulgranas y asustar con un remate de Timor.
Triple golpe
Las tornas, lamentablemente, cambiaron tras el descanso. Justo después de que Eizmendi y Jota amagaran con el gol, llegó la clave del encuentro. Chando cayó ante Añibarro en el corazón del área y el árbitro no dudó, penalti y roja para el capitán. Tampoco dudó Felipe Sanchón, que anotó el 1-0. Ni su equipo, que buscó la sentencia a la contra. Apenas tardó diez minutos en conseguirlo.
Un contragolpe en superioridad acabó con mano de Navas y segundo penalti, transformado ahora por Chando. La puntilla llegó en la recta final y por partida doble: tercer penalti y segunda amarilla para Navas. O triple, porque Garitano se queda con un solo central para Las Palmas. Daños colaterales en una categoría cuya cara amarga también conoce ya el Eibar.