Salvo aquella rotura de radio que se produjo a finales de 2011 en el Beotibar que lo tuvo tres meses apartado de las canchas, desde su debut en enero de ese mismo año a José Javier Zabaleta solo le había tocado disfrutar de la cara amable de la pelota. Unas condiciones extraordinarias, una tranquilidad impropia para su edad y su gran ilusión por este deporte dibujaron una meteórica ascensión que culminó con su txapela del Parejas junto a Martínez de Irujo.

Sin embargo, ni siquiera volver a ser emparejado con el de Ibero le ha servido para superar el gran bajón de juego y, sobre todo, de confianza, que atraviesa en los últimos tiempos el potente zaguero de Etxarren.

Y es que, como casi todo en esta vida, la pelota esconde otra cara mucho más desagradecida y oscura, que forma parte de la misma y que, antes o después, todos los pelotaris han de padecer. Trece partidos consecutivos -todos los disputados en julio y agosto- sin poder llegar a 22 representan un lastre muy pesado para cualquiera, mucho más si tienes que enfrentarte a unos rivales del juego y la calidad de Olaizola II-Albisu, y el zaguero de la Sakana acusó el peso de esa falta de confianza acumulada en la semifinal del Torneo de Donostia disputada el martes.

Jon Ander Albisu, su rival en este último partido, también sufrió en su día rachas en las que el frontis se le hacía diminuto, en los que llegar a 22 parecía imposible, pero pagada la novatada y el peaje de la juventud, el ataundarra ha adquirido un empaque que fue el que marcó la enorme diferencia en el juego que se vio en la primera semifinal del torneo donostiarra.

Porque también en los cuadros alegres Aimar Olaizola fue superior a un Martínez de Irujo tampoco demasiado acertado en el remate, pero el socavón estuvo en la zaga.

Así, mientras el de Asegarce estuvo muy poco obligado, dominó y se permitió el lujo de mandar dos pelotas al rebote, el de Etxarren estuvo errático desde el principio, incluyendo 3 restos de saque que mandó a los colchones de arriba y de abajo nada más comenzar el partido.

Olaizola, a placer

A pesar de haber sufrido de la garganta, con algún proceso febril incluido, en los últimos días, Aimar Olaizola aprovechó las facilidades que se encontró para tirar de repertorio y conseguir el pase a otra final, en la que mañana se enfrentarán a la pareja mixta compuesta por Oinatz Bengoetxea y Zubieta.