Euskal Herria está de enhorabuena en lo deportivo. Por tercera vez en la historia, segunda para la Real, un equipo vasco jugará la máxima competición futbolística mundial a nivel de clubes. La historia refleja que no es nada fácil. Desde que surgió la Champions en su actual formato, solo lo han logrado el Athletic en 1998 y la Real en 2003 (Osasuna se quedó con la miel en los labios al perder la previa en 2006). El fútbol vasco tendrá un representante en la que es probablemente la máxima expresión de la industria del ocio y del entretenimiento globalizado, que genera millones de euros en ingresos y concita un enorme seguimiento semanal a nivel mundial. Y con la Real Euskal Herria tendrá otra oportunidad de mostrarse al mundo como lo que es: un país diferente, ni mejor ni peor que otros, pero con identidad y aspiraciones propias.

La clasificación para la fase de grupos constituye un hito deportivo que ha venido de la mano de un gran grupo de jugadores -muchos jóvenes y de casa-, una afición vibrante y el buen trabajo de unos dirigentes competentes, que mantienen su línea de sensatez al anunciar que la reforma del estadio será la prioridad para reinvertir el dinero cobrado por Illarramendi y el que ahora rentará la Champions. Todo ello tras haber partido del pozo de la Segunda División. Zorionak, ondo pasa eta eutsi goiari!