La realidad y el tiempo van mostrando las dimensiones de la catástrofe de Fukushima
Dos años después de la catástrofe nuclear de Fukushima, la situación sigue siendo catastrófica y en modo alguno se puede decir que esté controlada. Así lo reconoce el Gobierno de Tokio, que ayer arremetía contra la la Compañía Eléctrica de Tokio, Tepco, reprochándole su ineficacia. El Ejecutivo de Shinzo Abe se mostraba decidido a solucionar el enorme problema que suponen las fugas de agua radiactiva que termina en el mar, en una cantidad de 300 toneladas diarias, debido a que todavía es necesario seguir refrigerando los reactores de la central. Una catástrofe que desde un principio intentaron minimizar pero que el tiempo y la realidad van mostrando en su lamentable crudeza. El actual Gobierno pretende mostrar determinación y ayer anunciaba un plan de urgencia, consistente en un muro de hielo que aísle las aguas radiactivas bajo la central y en descontaminar el agua almacenada. El presupuesto del proyecto asciende a 360 millones de euros, una cantidad que, en cualquier caso, es la consecuencia más leve del desastre. Aun así, Shinzo Abe se refirió al dilema, que despejará su Gobierno, de si desmantelar o no la central.