Ser el capitán de un equipo como Osasuna requiere ejercer de tal. Patxi Puñal, en su alocución ante la prensa tras la sesión de entrenamiento matutino de ayer -por la tarde volvieron a entrenarse, otra vez en El Sadar, a cuenta de unos problemas con la luz de las instalaciones de Tajonar-, el capitán rojillo dio cuenta de la nueva situación del plantel iruindarra. Puñal pasó revista a los temas más candentes de la actualidad deportiva navarra, mostrando la disposición del plantel para «sacar adelante» su mala situación a las órdenes del técnico Javi Gracia, amén de reconocer la «huella» que dejó José Luis Mendilibar entre los jugadores y no escapar a la opción de dar cierto toque de atención al presidente de Osasuna, Miguel Archanco.

Puñal, que ayer cumplía 38 años, reconoció que su nuevo técnico «da mucha tranquilidad. Tiene mucha seguridad en sus palabra. Ha empezado desde el principio, solucionando varias cosas que nos daban problemas. Los equipos nos estaban haciendo demasiado daño sin grandes cosas y en eso estamos incidiendo», explicaba.

«Todos estamos deseando asimilar las cosas y trabajar mañana, tarde y noche si hace falta. Tenemos muchas ganas de arrancar y de volver a disfrutar. Estamos entrenando desde el 9 de julio y todavía no hemos tenido ni una pequeña alegría», apuntaba el capitán rojillo.

«Un mar de lágrimas»

Puñal analizó el trabajo recién comenzado a las órdenes de Gracia, aunque quiso subrayar que «cada uno debe saber que debe estar en su sitio, por encima de entrenadores y de presidentes -subrayaba-. La responsabilidad es la misma que antes, porque detrás tenemos a todo un club y a toda una afición a la que debemos defender».

Y es que, amén de diseccionar las maneras de su nuevo preparador, el capitán osasunista tuvo un recuerdo de los últimos momentos de Mendilibar al frente de la nave rojilla. El centrocampista navarro reconocía que «ha sido la despedida más emotiva que he tenido en un vestuario; un mar de lágrimas. Pero el fútbol es así y tiene un principio y un final. Ha sido el entrenador que, en el tiempo que ha estado, más huella ha dejado entre los jugadores y los empleados del club».

Mientras, en referencia a la presidencia del club navarro, la mayor huella la ha dejado la confesión de la «vergüenza» que dijo sentir el presidente Miguel Archanco en el duelo de Osasuna frente al Villarreal. Puñal reconoció que «a la plantilla no le ha hecho mucha gracia».

«Aquel día lo pasamos mal, pero leerlo así tampoco nos hizo gracia. Pienso que no fue una frase demasiado afortunada», declaraba, y lamentó que Archanco «no es un presidente que se acerque demasiado».