Rajoy se fue a San Petersburgo, a la reunión del G20, y la derechona mediática revivía ayer los momentos de gloria española de cuando José María Aznar ponía los pies encima de la mesa del despacho de George W. Bush.

No toda. «El Mundo», que no hace muy buenas migas con el presidente español, se mostraba comedido. Informaba discretamente de que «Rajoy tranquiliza a Obama y Putin sobre la economía española». Comenzaba diciendo que la reunión «no podía arrancar mejor» para Rajoy, y es que Obama «se dejó ver con él por el pasillo». Rajoy no estaba incluido «en su agenda de encuentros bilaterales, pero le reiteró su invitación para que acuda a la Casa Blanca en los próximos meses». Ahí es nada. Y miren si van bien las cosas, que «En esa fugaz conversación con el presidente de EEUU, Barack Obama, Rajoy aseguró al estadounidense que `es cierto' que la economía española mejora, según fuentes gubernamentales». Y es que «Obama y su equipo económico siguen de cerca desde su llegada al poder en 2009 la evolución de la economía española, porque saben que es una de la bombas de relojería de la Eurozona cuyo estallido perjudicaría a EEUU». Cualquiera no puede serlo, ¿eh?

«Abc» destacaba el «Espaldarazo a España en el G-20», titulando en primera «Obama y Draghi elogian el trabajo de Rajoy». Que se lo digan a la cuñada de servidora, por poner un ejemplo de entre muchos miles. Según lo contaba el de Vocento, parecía que el principal motivo de la cumbre era felicitar a Rajoy: «El presidente norteamericano le felicita por el avance económico y pide su apoyo formal al ataque contra el régimen sirio». Y en su editorial decía que «Obama avala la labor de Rajoy». Y si Rajoy apoya el ataque a Siria, ni te cuento.

Pero el más «objetivo» era «La Razón». Si hace unos días nos contaba lo bien que va España con Rajoy, imagínense ahora. Mejor, imposible: «España, ejemplo en el G-20», titulaba en portada, y aseguraba que «Obama elogia a Rajoy por la recuperación económica y le invita a una reunión en la Casa Blanca». Una se imagina la llegada de Rajoy al Palacio Imperial de San Petersburgo entre agasajos de todos los mandatarios al son de «Es un muchacho excelente», intentando todos ellos recabar la atención de Rajoy para invitarle a sus respectivos palacios. En fin, qué nivel.