Warren Barguil logró ayer en Castelldefels la victoria en la decimotercera etapa de la Vuelta al sorprender con su ataque en el último kilómetro a sus compañeros en una fuga de mucho nivel en la que cuatro vascos -Egoi Martínez, Xabier Zandio, Amets Txurruka y Beñat Intxausti- aguantaron en cabeza hasta los últimos kilómetros.

La dureza del Port del Rat Penat, de Primera, situado a 50 kilómetros de meta con 4,6 de subida al 10,6% de media, era una garantía de que la etapa de ayer era ideal para que llegara una fuga y por eso la pelea fue grande por entrar en la escapada buena de la jornada, que solo se formó en el kilómetro 75.

Se marchó por delante un grupo de dieciocho corredores de nivel entre los que entraron cinco vascos, los cuatro que superaron la criba del Port del Rat Penat e Iker Camaño. Junto a ellos estuvieron corredores que comenzaban la Vuelta como candidatos a hacer una buena general como Michele Scarponi, Bauke Mollema o Jerome Coppel, junto a buenos corredores como Jelle Vanendert, Nocentini, Kiryenka, Santaromita, Piedra, Cherel, Marczynski, Meersman, Meier y Warren Barguil, el ganador del Tour del Porvenir de 2012, que debutaba en una grande en su primera temporada completa como profesional en el Argos Shimano, equipo holandés con el que ya corrió como stagiere el final de la pasada.

El bretón es un buen escalador y consiguió aguantar la selección provocada por el ataque de Scarponi, que consiguió coronar el puerto con 35 segundos sobre un grupo de nueve corredores que le cazó en el descenso.

Entre ellos estaba Beñat Intxausti, que fue el único que se quedó sin opciones de victoria al sufrir una caída a nueve kilómetros de la meta en un túnel peligroso. Egoi Martínez buscó a falta de ocho el primer triunfo para Euskaltel en una grande de este año con un ataque al que respondieron Coppel y Scarponi, y los tres aguantaron en cabeza hasta ser cazados cuando entraban en los dos últimos kilómetros.

A partir de ahí se sucedieron los ataques y el que encontró premio fue el de Barguil, que daba la victoria a un Argos que había llegado a la Vuelta sin sus sprinters tras el festival de Degenkolb del año pasado y que sumó su sexta victoria en una grande de esta temporada tras las cuatro logradas por Kittel en el Tour y la de Degenkolb en el Giro, que también ganó cinco en la última edición de la Vuelta. Ni el más optimista dentro del equipo Argos Shimano podía imaginar que podía enlazar cuatro grandes con once victorias.

Llegada de los Pirineos

La Vuelta entra en los Pirineos, que presentan este fin de semana sus dos etapas más duras. La de hoy acaba en el duro col de la Gallina en Andorra, tras 7,2 kilómetros al 8% de media y con una pendiente máxima del 15%. La dureza de la etapa es grande porque los corredores subirán los 26,7 kilómetros de Envalira, con una media del 5,2% y una máxima de 15%. Se llega hasta los 2.410 metros de altitud, a 62,5 kilómetros de meta, se vuelve a Canillo por los 2.860 metros del túnel de Envalira y se coronan dos puertos: el de Ordino de Segunda, a 39 de meta, y el de La Comella, a 16, antes de empalmar con la subida final. A pesar de que no se suben los últimos siete kilómetros del col de la Gallina, lo que se asciende es muy duro y entre la exigencia de la etapa y la lluvia y el frío que se espera para hoy puede resultar determinante.

Más dura todavía es la de mañana, una etapa Tour para homenajear a la carrera francesa por su edición 100, con cuatro puertos de Primera -Cantó, Bonaigua, Balés y Peyresourde-Peyragudes, donde está la meta. Solo en esos cuatro puertos hay 80,3 kilómetros de subida y 4.145 metros de desnivel. Una jornada durísima.