Un año de fotoperiodismo bajo el signo de la guerra en Siria
El mes de setiembre Perpignan, la capital de la Catalunya del Norte, se convierte en el punto de encuentro del fotoperiodismo mundial con la celebración del festival Visa pour l'image. A caballo entre encuentro profesional y acontecimiento cultural, el festival sirve para pulsar la situación del sector y para saber en qué parte del mundo está puesto durante el año en curso el foco del conflicto. En su edición número 25, evidentemente, está en la guerra civil siria.
Amaia EREÑAGA | DONOSTIA
Cuando Visa pour l'image inició su andadura hace 24 años las cosas eran muy distintas, recuerda el director del festival Jean-François Leroy. «Las revistas tenían una gran producción, las agencias gozaban de una salud espléndida, los fotógrafos más talentosos trabajaban con alegría y buen humor... y las condiciones económicas era muy buenas». Ahora todo ha cambiado: «Muchas revistas siguen produciendo cada vez menos e intentan gastar menos también. Muchas agencias han desaparecido o, peor aún, ya solo son la sombra de lo que eran. ¿Y qué de los fotógrafos que viven decentemente de su trabajo? Actualmente, solo son algunas decenas».
El mundo también ha evolucionado; incluso las guerras, aunque el ser humano parece que no tanto. Visa pour l'image sirve para conocer dónde se encuentra del foco de los conflictos en el año en curso y en este, en lo bélico, es evidente que está en Siria. Así lo demuestran los premios de esta 25 edición, que arrancó el pasado 31 de agosto y que finalizará el próximo día 15; en una edición en la que ha habido encuentros profesionales, proyecciones públicas y en la que, una vez más, destacan las retrospectivas que se dedican a fotógrafos ya consagrados. Una es la dedicada a Don McCullin -la leyenda del fotoperiodismo británico ocupa en solitario la antigua iglesia de los dominicos; un lugar que suele albergar a tres exposiciones- y la otra, al brasileño Joao Silva, quien ha editado el trabajo que hizo antes de perder las dos piernas al pisar una mina.
Armas químicas
El pasado mes de mayo, el diario francés «Le Monde» publicaba un amplio reportaje de la agencia Getty Images, firmado por el fotógrafo Lauren Van Der Stockt y el periodista Jean-Philippe Rémy, en el que se atribuía el uso de armas químicas al Gobierno sirio. Van Der Stockt estaba cubriendo la guerra en el frente de Jobar el 13 de abril y relató que los combatientes rebeldes, apostados en unas casas en ruinas, empezaron a toser, a vomitar, a dar muestras de ahogo; agregó que durante cuatro días él mismo tuvo problemas visuales y respiratorios. Según los testimonios que recabaron podría tratarse de gas sarín, un gas inodoro e incoloro neurotóxico que produce efectos coincidentes con los observados sobre el terreno por estos reporteros, que estuvieron durante dos meses cubriendo el conflicto y tratando de contrastar el uso de armas químicas.
Por este trabajo, Laurent Van der Stockt obtuvo el pasado domingo el Visa de Oro de Actualidad, dotado con 8.000 euros, concedido por un jurado internacional del que formaba parte la bilbaina Mónica Allende, editora de «The Sunday Times Magazine». Para Van Der Stockt, «el periodismo tiene un papel importante que jugar. Influye en la opinión pública y la opinión pública empuja a los líderes de este mundo a ir en una dirección determinada».
El Visa de Oro de la prensa diaria fue para el finlandés Niklas Meltio, por la publicación en el periódico «Helsingin Sanomat» también de imágenes sobre el conflicto sirio en la región de Alepo; y el Humanitario recayó en el fotógrafo de Sipa Press Sebastiano Tomada, por su trabajo en Alepo sobre la situación de los heridos y la precariedad del personal sanitario.
El «ojo femenino» parece que va por otros derroteros. La japonesa Noriko Hayashi obtuvo el premio Magazine por su reportaje sobre las bodas forzadas en Kirguizistán.
Un 40% de las mujeres son casadas de este forma y la mayoría no la rechaza por las presiones de su familia.
Una serie de Sara Lewkowicz sobre la violencia doméstica para Getty Images también fue galardonada, mientras que el premio Canon a la Mujer Fotoperiodista reconoció el trabajo de Mary F. Calvert, cuyo proyecto de reportaje sobre la violencia sexual en el Ejército norteamericano será presentado en Perpignan el año próximo.
El director del festival lo define como «el último gigante que aún no había venido a Perpignan». Testigo del siglo XX, el fotógrafo de guerra inglés es objeto de una retrospectiva.