Segunda temporada después del terremoto que arrasó buena parte del balonmano en las competiciones de élite españolas. Este verano apenas ha habido «réplicas», salvo la desaparición de Itxako, con una deuda de 1'6 millones de euros reconocida por la directiva del club, aunque a finales de agosto se avanzaba que el informe del administrador concursal la cifraba casi en el doble, 3 millones. Tras salvar la categoría en la cancha, la directiva presidida por Miguel Bujanda desistió de inscribir ningún equipo en competición y el club se encuentra en trance de desaparición.

Pero la competición sigue y los clubes afrontan esta temporada más adaptados a la situación. Los que han podido han reforzado un poco sus plantillas (Rocasa y At. Guardés especialmente, incluso Alcobendas), y el resto de los favoritos han tratado de mantener sus proyectos cubriendo los huecos en sus plantillas (Bera Bera y Elche).

Bera Bera aprobó con sobresaliente el complicado reto de la pasada temporada, en la que tuvo que cargar con el papel de favorito tras haber sufrido importantes bajas y con cinco nuevas incorporaciones que tuvieron que adaptarse a marchas forzadas. Pero salió airoso, aunque no pudo celebrar la Liga hasta la última jornada -y eso cediendo solo 5 puntos en 26 jornadas- y la Copa se resolvió in extremis, evidenciando las dificultades que encontró en el camino.

El cambio en el banquillo, con la llegada de Imanol Alvarez; en la portería, con la marcha de Zoqbi y la incorporación de Ana Temprano (Zuazo); y la retirada de Rubio y Altuna -la única jugadora de campo fichada ha sido la primera línea Ana Isabel Martínez (Elche)-, son las novedades, pocas pero importantes. Con ellas vuelve a aspirar a todo. De momento ya se ha llevado la Supercopa, en un partido igualado ante Rocasa que fue un avance de lo que le espera si quiere revalidar Liga y Copa.

Bera Bera parte con el mismo bloque, Martínez no tendrá dificultades para acoplarse a la dinámica del grupo, la experiencia del año pasado ha reforzado la confianza del equipo -donde veteranas como Ziarsolo, Eli Pinedo o Elorza ejercen gran influencia-, y lo que transmite es que se mantiene igual el hambre por seguir sumando títulos.

Jugadoras como Castro y Dunay, a quienes costó meterse el año pasado, seguramente aportarán más, igual que las más jóvenes que siguen progresando en el equipo (Menéndez, Arizaga, Arrojeria...). Para ayudar en el extremo derecho, tras la marcha de Altuna, Bera Bera cuenta con la juvenil Maitane Etxeberria, una «perla» con mucho futuro que ya fue alineada en la Supercopa -aunque no jugó-, y que seguramente tendrá minutos a lo largo de la temporada.

Los rivales por los títulos

Respecto a los principales rivales de las donostiarras, quien figura en cabeza, en principio, es el Rocasa, que se sitúa como aspirante a la Liga y la Copa con la incorporación de la portera internacional, ex de Itxako, Silvia Navarro. El equipo canario mantiene a sus mejores jugadoras, y ha reforzado también su banquillo, en especial con la lateral zurda Almudena Rodríguez, un recambio más que necesitaba para oxigenar su primera línea.

El Elche, que mantuvo el pulso por la Liga con Bera Bera hasta la última jornada, ha perdido a su mejor jugadora, Ana Isabel Martínez, y cabe suponer que lo acusará, aunque ha incorporado a cuatro jugadoras jóvenes -tres de ellas compañeras de su portera Llanos Trigueros en la selección española de balonmano playa que ha jugado el Europeo en Dinamarca este verano-, entre quienes destaca Ivet Musons (máxima goleadora del Castelldefels la pasada Liga), además de Alicia Requena y Jennifer Gutiérrez -las tres para la primera línea-, y la pivote Anna Pi -para cubrir la baja de Bea Morales-.

El At. Guardés es el club que más se ha movido en el mercado este verano, apoyado en la solvencia económica que le proporciona su patrocinador, Mecalia. Fue el equipo revelación de la pasada Liga, en la que debutaba, y consiguió clasificarse para la Recopa. Primero fichó a Manu Etayo como entrenador (segundo de Ambros Martín en Itxako, y en los últimos partidos de Jorge Dueñas en la selección española), y luego modeló su equipo.

Las bajas de Makarenko y Esteban en la portería fueron cubiertas con Cristina Maestro (Itxako) e Irene Sánchez. Y también han sido baja la eslovena Savic (casi en blanco la pasada temporada por una lesión) y la húngara Simon (Porriño). Su principal fichaje ha sido la central Estela Doiro (máxima goleadora del Porriño), y también ha llegado la lateral canaria Cristina Barrios (Itxako). La extremo zurda portuguesa Catarina Cote completa una plantilla fuerte, aunque ya no podrá sorprender.

Por último, entre los equipos que acabaron entre los cinco primeros y se clasificaron para competiciones europeas, Alcobendas ha recuperado a la extremo navarra Leire Aramendia -que se perdió más de la mitad de la pasada Liga por lesión-, ha fichado a la lateral zurda catalana Mónica Ausás -con polémica porque Cleba le exigía dinero por derechos de formación-, y ha incorporado también a la donostiarra Nora Azurmendi (procedente del equipo juvenil de Bera Bera), que se ha desplazado a Madrid por estudios.

Zona media y de permanencia

Los equipos de la zona media han consolidado sus plantillas, adaptadas ya a la nueva situación, y tanto Porriño, como Mar Alicante, Valencia (ahora con el «apellido» Canyamelar), Cleba León y Zuazo han reforzado sus posiciones más débiles y serán adversarios más peligrosos esta temporada, aunque cualquier problema -mala racha, lesiones- podría complicar el panorama a alguno de ellos y llevarle a pelear por la permanencia.

Quienes sí parecen partir con el objetivo principal de mantener la categoría son los cuatro clubes que quedan. Kukullaga que, con varias bajas, completará la plantilla con jugadoras de su cantera. El repescado Castelldefels, que ocupa la plaza de Itxako -y dirigirá su exjugadora, la navarra Dolores Martín-, ha tenido que rehacer su equipo tras sufrir media docena de bajas, la más importante la de su goleadora Ivet Musons (Elche). Y los dos recién ascendidos, el Adesal Córdoba y Aula Cultural de Valladolid, a quienes se les supone que tendrán que adaptarse al cambio de categoría.