Los nueve puntos no evitan que el técnico no dé con lo que busca
El equipo sigue estando Val... verde
Continuos cambios, errores endémicos y partidos sin cerrar son una constante.
Joseba VIVANCO
Respondía un estudiante en un examen que no sabía lo que era el comunismo, porque los rusos lo llevaban sesenta años buscando y no lo habían encontrado. Ernesto Valverde lleva tres meses buscando al Athletic que quiere y no termina de dar con él. Alejados ya de los focos de San Mamés, con perspectiva, pero con tres valiosos puntos más en el saco de los rojiblancos, queda claro que este Athletic sigue sin dar con lo que su técnico quiere, tan evidente como que el propio Txingurri es el primero en fruncir el ceño cuando debe valorar, como la noche del lunes, el juego de los suyos.
Nueve puntos de doce posibles no son baladí, es cierto. Y son suficiente colchón como para atemperar posibles cuestionamientos desde fuera, lo que no impide que los propios protagonistas y su máximo responsable al frente sean conscientes de que los sucesivos movimientos de peones siguen sin dar con la tecla. Podemos atisbar qué quiere, pero los malos endémicos se reproducen.
Imposible acertar un once del entrenador gasteiztarra. Y si no, traten de dar con el que ponga en liza el próximo lunes ante el Espanyol. ¿Jugará Iago tras su dubibativa actuación? ¿Lo hará Erik Morán en una arriesgada apuesta, nada afortunada pero sí valiente? ¿Regresará Laporte al eje de la zaga para frenar a los hábiles y rápidos Sergio García o Thievy? ¿Será la hora de De Marcos? ¿Volverá a quedarse Kike Sola en la grada?
Esas mismas preguntas seguro que trata de respondérselas el propio Txingurri. El de Viandar de la Vera sigue con su particular Lego rojiblanco, casi como si de una pretemporada se tratara, si bien en sus alineaciones impera más allá de los experimentos, la condición del rival al que se enfrenten cada semana. Y en base a ambas cuestiones, Valverde se decanta por unos u otros, quedando más contento con el resultado que con el cómputo general del juego. Lo reconoció el domingo, es pronto para asegurar que hay jugadores que ya son «fijos de manera permanente», porque él sigue con sus cábalas.
Sigue preocupando y mucho al técnico que su equipo no controle lo suficiente los partidos, que deje los marcadores abiertos y firme duelos con constantes alternativas. Como le debe preocupar que un encuentro donde el Athletic llegó 37 veces al área rival y remató en 16 ocasiones, por 16 y 8, respectivamente, del Celta, el contrario te haga dos goles en sendos errores infantiles y le concedas un penalti tras un córner a favor.
Valverde no es tan permisivo con los errores como lo era Bielsa. Su apuesta futbolística se sustenta precisamente en minimizarlos. Las pérdidas de balón en zonas de riesgo no entran en su catecismo. Y este equipo sigue pecando en ello, como con Bielsa. Es la fatalidad de un juego combinativo, veloz, vertical. Si a eso le añadimos que sufre en las contras, que el eje de la zaga actual no destaca por su rapidez, que los balones largos son un calvario para ellos, incluso que errar es humano... He ahí el agonizante 3-2 final, que pudo no haberlo sido si, otro escollo, arriba se hubiera atinado más.
El Athletic es ahora mismo el cuarto equipo más goleador, con ocho tantos, empatado, por ejemplo, con el Madrid. Y lo es siendo el decimotercero más rematador y con casi la mitad de disparos que los merengues. Sin embargo, ante el Celta, se observó que a las continuas llegadas por banda de los Susaeta, Iraola o Muniain les faltaba el último pase o que Aduriz estuviera en el lugar justo. Al final, resulta que son los defensas los que se están encargando de anotar; al menos, vendrá bien hasta que los de delante `mojen'.
Que los árboles no nos impidan ver el bosque. Eso lo sabe y mejor que nadie el própio técnico. Tan cierto como que este equipo promete y mucho en cuanto Valverde dé con lo que está buscando. Hasta entonces, bienvenidos sean esos nueve puntos.
«Estoy muy contento por la parte que me toca, lo importante eran los puntos, entramos todos en la historia y yo también con ese golito», acertaba a comentar uno de los leones más satisfechos la noche del lunes, Mikel San José, autor del primer tanto rojiblanco en este San Mamés. Se estrenó el navarro en Liga como debutó Iago Herrerín ante su público, aunque con desigual fortuna. «Felicitar al equipo por los 3 puntos y por el esfuerzo, personalmente mejor no hablar de lo sucedido, creo que todo el mundo lo vio...», escribía ayer en su Twitter el arquero. «Muchas gracias a todos por los mensajes de ánimo, se agradecen y mucho», hacía lo propio el otro señalado, el portugalujo Erik Morán. Ellos fueron cara y cruz de, afortunadamente, un triunfo histórico. J.V.