Dice Zubi que «el Athletic tiene una serie de elementos competitivos diferentes y que si nosotros hacemos hincapié en ellos, los recordamos todos los días, creo que son suficientes como para tener opciones de estar arriba». Sin embargo, en el mundo globalizado actual, el club no solamente tiene que sacar réditos deportivos al rendimiento sobre el césped. Y es que son millones los espectadores potenciales que en todo el mundo visualizarán por ejemplo el partido del Bernabéu. En el mercado asiático millones de televidentes consumen partidos de Liga cada fin de semana, lo mismo que el auge latino en EEUU está ampliando el peso del fútbol en dicho lugar. Ven, siguen y algunos -probablemente bastantes en número y no tantos en porcentaje- sentirán al Athletic.

El Athletic aún no ha conseguido exportar su propia imagen como marca al planeta futbolístico global. Es evidente que tanto el club como su política deportiva son muy respetados y conocidos en muchísimos lugares del planeta. Algo que se reforzó jugando la final de la Europa League. Sin embargo, por diversas razones, aún no ha sido capaz de situar ese elemento como su fuerte en el apartado del marketing y la expansión comunicativa.

El objetivo no debe ser competir en ese ámbito con auténticos gigantes como el Barça, United, Arsenal o Real Madrid. Eso sería de ilusos, pero sí que puede sacar mucho más partido a sus particularidades. El Athletic cuenta con la fortaleza de una política deportiva única en la élite -consolidada aún más tras la desaparición de Euskaltel Euskadi- y proyecta lo local en un universo global. Supone lo diferente y contracultural, basándose en una marcada identidad, la inmensa fidelidad de su entorno, una importante historia y un buen presente.

Durante un tiempo en el que el tejido asociativo contaba con serias dificultades, las peñas fueron un emblema de expansión. Ahora, no hay más que ver la cantidad de grupos de fans con los que cuenta el club en las redes sociales. Se forman además en lugares tan dispares como Indonesia, Hungría, Dinamarca, Arabia, Grecia, Bulgaria o Finlandia. La diáspora es otro punto fuerte en el que el club podría apoyarse, ya que son millones los descendientes de vascos en América. Tampoco hay que olvidar el carácter solidario y empatía de muchos hinchas por todo el mundo respecto al club, su política deportiva y su apego a la situación de Euskal Herria.

Se puede vender una delicatessen en medio del fast food futbolero, una especie protegida en medio de la selva. Un equipo con identidad propia. A ojos del gran público internacional, el Athletic es el equipo de la mayoría de las y los vascos. Por ello, resulta sorprendente que el club no haya disputado partidos en Boise, Rosario o Caracas, que servirían para la fidelización y captación de miles de hinchas potenciales.

Existe un universo entero por explorar, desde Bilbo y Euskal Herria al mundo. Con el euskara como base principal, proyectando soportes comunicativos en cada vez más idiomas, llegando a emblemas de otras culturas, proyectando identidad, estilo, carácter, país y gusto por el buen juego al mundo. #AthleticClub